Una herramienta de rendición de cuentas
Este año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dió a conocer la Taxonomía Sostenible de México, una herramienta de clasificación que determina las actividades económicas que podrían considerarse sostenibles. Su propósito radica en fomentar la inversión en proyectos con enfoque medioambiental y social, contribuyendo al avance del país en línea con sus compromisos internacionales en esta esfera.
La relevancia de esta taxonomía, como catalizador de los flujos de inversión hacia proyectos sostenibles, es que tiene un rigor científico, unificado y legítimo para identificar las actividades productivas en favor del medio ambiente. Además, identifica actividades que benefician al medio ambiente y reduce el riesgo del greenwashing.
Una diferencia importante de la taxonomía mexicana en comparación con la de otras regiones y países, como la Unión Europea o China, es que prioriza objetivos de igualdad de género.
Las oportunidades financieras se abren para las empresas al aprovechar la Taxonomía Sostenible de México. Al ajustar su modelo de negocio con enfoque en aspectos medioambientales, sociales o de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés o ASG, por sus siglas en español), podrían acceder a condiciones financieras más favorables.
Por ejemplo, un estudio de Harvard señala que existe una relación favorable entre las empresas que administran de mejor manera los temas ESG con el rendimiento financiero; además, su rentabilidad podría incrementarse como resultado de atender los riesgos en temas medioambientales, sociales y de gobernanza.
Otro beneficio consiste en su capacidad de generar confianza y transparencia con las partes interesadas, incluyendo inversionistas, instituciones financieras, clientes y la sociedad en general. Esto se logra al adoptar prácticas sostenibles o transformar las actividades económicas a través de una clasificación fundamentada en la ciencia, así como mediante el uso de métricas y parámetros claros y consistentes.