El panorama actual comunicacional se enfrenta a un desafío considerable: el impresionante volumen de información que se expande de forma exponencial en cada momento, generando una competencia feroz en todos los canales digitales. En este escenario, la calidad del contenido por sí sola ya no garantiza el éxito; es el contexto el que potencia su efectividad, tanto en las estrategias de marketing, comunicación corporativa junto a las de relaciones públicas, ya sean online u offline.
En este ecosistema la excelencia del contenido es un requisito fundamental, pero insuficiente. La diferenciación ahora radica en cómo se integra ese contenido en contextos estratégicos con un mensaje que agregue valor. Donde las marcas sobresalientes no solo crean contenido relevante, sino que también comprenden profundamente a su audiencia, a su competencia, al entorno en el que operan y a la temporalidad.
Si lo analizamos en un caso práctico, una marca de ropa, u otro segmento retail, podría generar un tutorial sobre combinación de prendas. Si bien este video puede ser relevante y de alta calidad, si se lanza en el momento inadecuado, como en medio de un verano abrasador, su impacto podría ser mínimo. No basta saber qué comunicar, sino también cómo y dónde hacerlo, gracias a la diversidad de redes sociales y públicos, junto con cuándo, es decir, el factor tiempo.
El marketing de contenidos contextualizados se ha convertido en un pilar fundamental para el éxito en el marketing digital, mientras que, en la comunicación corporativa y las relaciones públicas, se ha vuelto crítico para saber crear reputación o posicionar algún producto o servicio. Ya no se trata solo de crear piezas brillantes, sino de la habilidad para ubicarlas en contextos estratégicos.
Por eso, la optimización del contenido para diferentes plataformas, medios de comunicación e influencers o creadores de contenido, estará sujeta a la personalización acorde a las etapas del embudo de ventas o etapa de posicionamiento, junto con la sincronización con las tendencias y eventos relevantes, como aspectos clave para destacar en un entorno altamente competitivo.
Por ejemplo, una marca de productos electrónicos podría diseñar anuncios personalizados para usuarios que han visitado su sitio web recientemente o han buscado información sobre ciertos productos en Internet. Esto es retargeting, que le recuerdan al usuario esos productos para intentar que regrese y los compre. Es decir, es un recurso que entiende cuándo debe enviar determinada pieza de comunicación.
Sumado a la atención como un recurso escaso, las marcas compiten no solo entre sí, sino con la avalancha de información disponible a nivel global. Aquellas que comprenden cómo usar el contexto para capturar y mantener la atención emergen como líderes del mercado.
Otro factor clave es la comprensión de datos y métricas, ya que son cruciales en el marketing de contenidos contextualizados. Por eso, se deben monitorear constantemente el rendimiento de cada pieza de contenido en todos los contextos y adaptarse rápidamente para maximizar su impacto. Esto implica ajustar estrategias en tiempo real para mantener la relevancia y la efectividad.