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El error del marketing digital

Plataformas como Facebook, Instagram, YouTube y TikTok no venden datos; venden espacios publicitarios con la posibilidad de llegar a audiencias detalladas con base en sus conductas.
mar 28 noviembre 2023 06:04 AM
El error del marketing digital
El marketing digital se ha deshumanizado y reducido a modas compuestas por tecnicismos dogmáticos. Ha dejado de vislumbrar que, al final de cuentas, la publicidad y las ventas se tratan de interconectar con mentes en sus niveles más entrañables, apunta Juan Carlos Chávez.

(Expansión) - Si tuviéramos que resumir la serie de equivocaciones tácticas de la inmensa mayoría de las agencias de marketing digital, lo lograríamos con una sola palabra: deshumanización.

El mundo de los negocios apenas comienza a entender que las redes sociales son el medio de comunicación masivo y la base de datos más potente que ha existido en la historia de la civilización humana. Hace tan solo 20 años, ni siquiera podíamos imaginar la posibilidad de transmitir un mensaje a 10,000 con 3 dólares y que, además, conseguiríamos elegir su perfil psico socio demográfico de forma asombrosamente precisa.

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Básicamente podemos determinar a quién presentar nuestras comunicaciones con base en dónde viven las personas en un radio desde dos kilómetros, su edad exacta o intereses genuinos —identificados por un sin fin de acciones llevadas a cabo y registradas en el entorno digital— y más información impresionantemente concreta cómo dónde trabajan o estudiaron, sus grados académicos, si son padres y de qué edad son sus hijos, si han viajado al extranjero en los últimos 6 meses, si son amigos de alguien cuyo cumpleaños será en los próximos 30 días o si se encuentran en una relación “complicada”.

Cabe aclarar enfáticamente que estas plataformas (como Facebook, Instagram, YouTube y TikTok) no venden datos; venden espacios publicitarios con la posibilidad de llegar a audiencias detalladas con base en sus conductas. Son un medio de comunicación muy sofisticado.

Otro fenómeno a considerar es que los creadores de contenido más populares ya no son los expertos productores de cine o televisión sino jóvenes con un teléfono inteligente, a los cuales las plataformas les pagan por cada vista que generan. Esto último ha derivado en producciones rápidas, de bajo presupuesto, comúnmente sin fondo intelectual y diseñadas para captar la atención con estímulos fugaces —porque es lo que más les reditúa—.

Dadas estas circunstancias, se ha desatado una ola de mensajes vacíos que simplemente copian lo que aparentemente genera más interacciones inmediatas (no ventas ni, mucho menos, resultados a largo plazo). Por esta razón, las campañas publicitarias —que imitan lo que le funciona a los creadores de contenido sin entender que ellos tienen una función de productores no de anunciantes— han tendido a tornarse aún más superficiales y menos creativas.

Esto último no sucede porque represente un mayor retorno de inversión sino porque eso es lo que saben hacer mejor la mayoría de las agencias de marketing digital y, por lo tanto, es lo que le dicen a las empresas que se debería de hacer. Los directivos y participantes en dichas agencias suelen ser expertos en alguna cuestión técnica, pero es raro que conozcan sobre cultura, sociología o la mente humana.

¿Cómo se puede pretender conectar con la psique si no se le entiende? ¿Cómo se conseguiría impulsar el comportamiento humano sin comprender qué lo motiva y únicamente enfocados en configuraciones técnicas o promociones?

El marketing digital se ha deshumanizado y reducido a modas compuestas por tecnicismos dogmáticos. Ha dejado de vislumbrar que, al final de cuentas, la publicidad y las ventas se tratan de interconectar con mentes en sus niveles más entrañables. Se ha olvidado que todas las ciencias y humanidades (como la Filosofía, Antropología, Etología, Física, Psicología, Biología y muchas más) son requisito para comunicar adecuadamente.

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Antes de la dominación del entorno digital en la publicidad, aún era común encontrar directores de agencias penetrantemente cultos y estudiados. Recuerdo haber conocido a uno de ellos hace muchos años, a Enrique Gibert, creador de campañas publicitarias que han sido recordadas por generaciones. Ahora, desafortunadamente, en la vasta mayoría de las reuniones que tengo con líderes y equipos de agencias digitales no existe ni el interés ni la capacidad de profundizar en el comportamiento humano.

Consideremos que los medios digitales son un instrumento que puede usarse para bien o para mal —no se puede condenar al mensajero por su mensaje—; son herramientas con una potencia sin precedentes para comunicar. Podemos emplearlos para hacer llegar transmisiones que interconecten con las profundidades del consciente e inconsciente, entregando mensajes que venden más y forjan relaciones a largo plazo con el cliente, pero también protegen el bienestar colectivo. De eso se trata este mensaje; no es una crítica curiosa sino un llamado urgente a líderes, políticos, empresarios, consumidores y jugadores en el marketing digital a explorar la biología de la mente y aliarse al Propósito central de la vida: ayudarla a resistir y prevalecer.

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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Encuentra sus libros en Amazon y síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn .

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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