El regreso de Trump a la Casa Blanca no es estrictamente un evento nuevo o imprevisto, sino uno al que desde este lado de la frontera no se le ha dado la relevancia o el análisis suficiente. ¿Cómo afrontará el nuevo gobierno, quien sea que gane la elección de junio, un Trump con ansias de combate tras cuatro años en el ostracismo político? Una vez acabada la contienda en nuestro país, Hacienda y el resto de los analistas voltearán al norte para determinar si el escenario positivo de ahora será sostenible hacia la segunda mitad del año.
No es exageración ni mucho adelanto decir que Trump es favorito para ser el próximo presidente de Estados Unidos. De acuerdo con una encuesta de octubre realizada por The New York Times y Siena College, el exmandatario lidera sobre el actual presidente Joe Biden en cinco de los seis estados clave que decidirán la elección en noviembre: Nevada, Georgia, Arizona, Pensilvania y Michigan se inclinan a favor de Trump, mientras que en Wisconsin la ventaja de Biden es tan baja que entra en el rango de error de la encuesta.
Los estadounidenses perdieron hace tiempo la confianza en Biden, quien registra una aprobación históricamente baja: apenas por encima del 30% de la población considera que ha hecho un buen trabajo. La edad del presidente se ha vuelto un factor, pues con 81 años y lapsus y olvidos recientes en discursos y presentaciones, no parece un hombre con la fortaleza para aguantar otros cuatro años con la enorme presión de la Oficina Oval. Trump, con 77 años, no es mucho más joven, pero sí muestra una energía que ni siquiera candidatos demócratas o republicanos de menor edad pueden igualar.
La infodemia y las guerras culturales también juegan en esta elección muy en contra de los demócratas y de Biden. Pese a que la economía estadounidense se ha recuperado de la pandemia y la inflación ha menguado, en TikTok abundan miles de videos de personas que muestran lo poco que compran ahora comparado con hace cinco o seis años, o de jóvenes que aseguran que existe una inflación “escondida” o subreportada por el gobierno para no reconocer la gravedad de la situación. ¿Cómo es posible que afirmen que la inflación se ha reducido cuando no puedo comprar la casa de mis sueños? ¿A quién se le ocurre hablar del sueño americano cuando dejar el hogar materno o llenar el carrito de despensa es prácticamente imposible con el ingreso actual?