Nikola Tesla fue un personaje muy peculiar que dedicó su vida a sistematizar ideas profundas y disruptivas, las cuales han permeado de forma importante en el desarrollo de las tecnologías contemporáneas. Considerar su visión es esencial en el Siglo XXI porque nos permite un panorama amplio necesario para entender lo que viene y para qué.
Energía inalámbrica y la visión de Nikola Tesla
Lo primero que debemos contemplar es que la mente de Tesla no era ordinaria; él mismo documentó en textos autobiográficos que experimentaba visiones tan convincentes que a veces no lograba diferenciarlas del mundo exterior; concebía sus pensamientos con sumo detalle. Esto último le permitió poner a prueba y optimizar sus hipótesis constantemente e innovar mejor que nadie en su época. También era muy consciente de las correlaciones matemáticas y armónicas de la existencia; es bien conocida su fijación con el número tres por algunas de sus declaraciones, como la siguiente: “contaba los pasos en mis caminatas y calculaba el contenido cúbico de los platos de sopa, tazas de café y pedazos de comida, —de otra forma no podía disfrutar el almuerzo—. Todos mis actos y operaciones tenían que ser divisibles entre tres y si fallaba sentía la necesidad de comenzar de nuevo, aunque me llevara horas”. Además, encontraba suma satisfacción en el sacrificio que representa el trabajo duro y rigurosamente disciplinado.
Esta peculiar combinación de factores hizo de Tesla uno de los seres humanos más brillantes de la historia.
Uno de sus grandes sueños fue la energía sin cables.
Su propuesta inicial fue franca: transmitir electricidad por medio de lo que él llamaba “el perfecto conductor natural”, la tierra, lo cual admite un máximo aprovechamiento energético. La continuidad de ese proyecto se vio mermada por diversas razones, incluyendo distintos intereses económicos y políticos internacionales. Sin embargo, la posibilidad de crear fuentes de energía potentes, eficientes, sostenibles, sin cables y disponibles para todas las tareas humanas en el Planeta y más es aún una misión crucial para la humanidad.
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La buena noticia es que contamos con herramientas teóricas y tecnológicas para conquistar dicho objetivo. Ya existen esfuerzos importantes para ello, como el proyecto Emrod en Nueva Zelanda, el cual emplea tecnología que permite la transmisión de energía a través de ondas electromagnéticas con eficiencia cercana al 100% en la conversión de energía.
También, existen métodos como la resonancia magnética que permite transferir energía a través del aire, con lo cual se pueden recargar dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, computadoras y autos eléctricos. Esto último es posible sincronizando las frecuencias entre bobinas transmisoras, lo cual incluso aumenta su alcance y potencia.
La mala noticia es que aún existen grandes resistencias que atienden a intereses oligárquicos mundiales como la industria automotriz y petrolera.
No obstante, estos logros no significarían nada si no tuvieran detrás una razón de ser congruente con las motivaciones humanas más entrañables. Otro de los magnánimos ideales de Tesla se devela son su siguiente intención casi predictiva sobre la utilidad de sus tecnologías:
“…la voz humana será reproducida en todas partes y habrá fábricas conducidas por el poder aportado por cascadas a miles de millas de distancia; máquinas aéreas se lanzarán alrededor de la tierra sin pausa y la energía del sol será controlada para crear lagos y ríos con el propósito de transformar desiertos áridos en tierra fértil.”
¡Transformar espacio inerte en zonas fecundas plenas de vida! De eso se trata la carrera por conseguir la máxima potencia a través de avances científicos y filosóficos, la cual, desafortunadamente, el día de hoy obedece prevalentemente al despropósito de la destrucción y muerte, motivada por deseos egoístas de corto plazo.
Por eso es tan relevante entender la privilegiada mente de Nikola Tesla, no solo por los instrumentos prácticos que deriva sino por su consciencia penetrante, la cual revela propósitos trascendentes para la vida y todas sus manifestaciones.
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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Encuentra sus libros en Amazon y síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn .
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