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¿Por qué la IA no dominará el mundo tan pronto como crees?

A diferencia de los humanos, que aprenden de pocos ejemplos o incluso de una sola experiencia, los sistemas de IA necesitan miles o incluso millones de puntos de datos para dominar tareas simples.
lun 29 julio 2024 06:01 AM
Inteligencia Artificial
Las IA más avanzadas de hoy en día tienen dificultades con tareas que un niño humano realiza de manera intuitiva: reconocer objetos en una habitación desordenada o captar las sutilezas de una conversación, señala Borja Castelar.

En una era en la que la Inteligencia Artificial (IA) se destaca tanto en nuestra vida cotidiana como en nuestra imaginación colectiva, es común escuchar inquietudes sobre estos sistemas adquiriendo demasiado poder o incluso convirtiéndose en gobernantes autónomos de nuestro futuro. Sin embargo, un análisis más profundo del estado actual de la tecnología IA revela que estos temores, aunque populares en la ciencia ficción, están lejos de hacerse realidad en el mundo actual.

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La IA estrecha, el pilar de la tecnología contemporánea

La mayoría de los sistemas de IA que utilizamos diariamente son ejemplos de "IA estrecha". Estos sistemas son especialistas en tareas específicas, como sugerir tu próxima película en Netflix, optimizar tu ruta para evitar el tráfico o incluso realizar tareas más complejas como escribir ensayos o generar imágenes. A pesar de estas habilidades, operan bajo estrictas limitaciones, diseñados para sobresalir en un área particular sin poder ir más allá de esos límites.

Incluso las herramientas de IA generativa, que nos asombran con su capacidad para crear contenido en múltiples modalidades, como redactar ensayos, reconocer elementos en fotografías e incluso componer música, en su núcleo, siguen haciendo predicciones matemáticas basadas en grandes conjuntos de datos. No comprenden realmente el contenido que generan ni el mundo que los rodea.

La meta lejana de la Inteligencia Artificial General (AGI)

El concepto de Inteligencia Artificial General (AGI), una IA capaz de entender, aprender y aplicar conocimientos en una amplia gama de tareas como un ser humano, sigue siendo un objetivo distante. Las IA más avanzadas de hoy en día tienen dificultades con tareas que un niño humano realiza de manera intuitiva: reconocer objetos en una habitación desordenada o captar las sutilezas de una conversación.

Pasar de la IA estrecha a la AGI no es simplemente una cuestión de mejoras incrementales, sino que requiere avances fundamentales en cómo la IA aprende e interpreta el mundo. Los investigadores aún están descifrando los principios básicos de la cognición y el aprendizaje automático, y el desafío de desarrollar una máquina que comprenda genuinamente el contexto o muestre sentido común sigue siendo un obstáculo científico significativo.

Dependencias y limitaciones de datos

Otro factor es que los sistemas actuales de IA tienen una necesidad insaciable de datos, requiriendo grandes cantidades para aprender y funcionar eficazmente. Esta dependencia de grandes conjuntos de datos es uno de los principales cuellos de botella en el desarrollo de la IA. A diferencia de los humanos, que pueden aprender de pocos ejemplos o incluso de una sola experiencia, los sistemas de IA necesitan miles o incluso millones de puntos de datos para dominar incluso tareas simples. Esta diferencia resalta una brecha fundamental en cómo los humanos y las máquinas procesan la información.

Las necesidades de datos de la IA no solo son extensas, sino también específicas, y en muchos dominios, tales conjuntos de datos de alta calidad y gran escala simplemente no existen. Por ejemplo, en campos médicos especializados o en áreas que involucran eventos raros, los datos necesarios para entrenar la IA de manera efectiva pueden ser escasos o inexistentes, limitando la aplicabilidad de la IA en estos campos.

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Una evolución controlada

Mientras la IA continúa evolucionando e integrándose más en nuestras vidas e industrias, la infraestructura en torno a su desarrollo también madura simultáneamente. Esta doble progresión asegura que a medida que las capacidades de la IA crecen, también lo hacen las imperativas regulaciones dinámicas. La comunidad tecnológica se vuelve cada vez más competente en la implementación de pautas de seguridad y ética. Sin embargo, estas medidas deben evolucionar en consonancia con los rápidos desarrollos de la IA para garantizar operaciones robustas, seguras y controladas.

Al adaptar proactivamente las regulaciones, podemos anticipar y mitigar efectivamente los riesgos potenciales y las consecuencias no deseadas, asegurando que la IA sea una herramienta poderosa para el avance positivo en lugar de una amenaza. Este enfoque continuo en el desarrollo seguro y ético de la IA es crucial para aprovechar su potencial mientras evitamos los escollos representados en narrativas distópicas.

La IA está aquí para potenciar nuestras capacidades humanas, no para reemplazarlas.

Así que, por ahora, el mundo sigue estando muy en manos humanas.

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Nota del editor: Es autor e instructor oficial de LinkedIn Learning. Es conferencista y autor de los libros “Potencia tu Persuasión” y “Tu Futuro Trabajo”. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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