Para entender mejor la importancia de nuestros datos personales me gustaría partir de su concepto: es la información que nos pertenece como personas o empresas cuyo objetivo es identificarnos directa o indirectamente; por mencionar algunos están nombre, edad, domicilio, número de teléfono, escolaridad, CURP, etc; sin embargo, es bueno distinguir entre los anteriores y los datos sensibles, como información bancaria, ideología, estado de salud, orientación sexual, creencias religiosas, por mencionar algunos.
Entendiendo esto y al ver los ejemplos podemos dimensionar lo fundamental de resguardarlos porque con ello se puede hacer mal uso para realizar operaciones bancarias, actos a nuestro nombre de distinta índole; prácticamente es un secuestro “virtual” de nuestra identidad. Por lo cual, debemos ser muy cuidadosos en el tratamiento de los mismos, de las autorizaciones dadas para utilizarlos, siempre pedir el aviso de privacidad para saber en manos de quién están y en caso dado, hacer uso de nuestros Derechos ARCO, acrónimo de Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición.
Esto representa nuestra primera línea de defensa, el entender la posibilidad de ejercer nuestros Derechos ARCO, la responsabilidad de cuidar los datos personales, en especial la información bancaria. Repetiré el consejo dado por todas las instituciones financieras y todos quienes nos dedicamos a la educación financiera, no compartas aquellas cosas que permitan hacer una operación, NIP, numeración completa de la tarjeta o de cuenta, claves de acceso a bancas electrónicas o aplicaciones, tampoco entregar los números de los dispositivos de seguridad (tokens).
Si hacemos un zoom hacia las instituciones financieras, porque tienen que ver mucho con los temas de los datos y de los fraudes, invertimos importantísimas sumas para incorporar más y más medidas para que las operaciones sean lo más seguras posibles de punta a punta, pero donde ya somos impotentes es si comparten la información, entregan los plásticos o la información sensible.
Unas sencillas recomendaciones son: ser muy cuidadosos cuando empleamos nuestros datos, por ejemplo, en la credencial para votar (INE) pedir que no aparezca la dirección, emplear más los medios digitales y cancelar el envío de estados de cuenta o si los quieres recibir, asegurarte de triturarlos para que nadie vea tu dirección, no aceptar el uso de la información para fines de publicidad.
En temas digitales, no compartir el usuario ni mucho menos la contraseña para ingresar a la banca electrónica, poner especial cuidado en los dispositivos inteligentes como los celulares y más si hemos dado acceso a los biométricos, ya sea por huella digital o reconocimiento facial.