Las audiencias en redes sociales también siguen el debate como si fuera un partido de la NFL: los disparates de Donald Trump son un ritual que genera mucha conversación en la esfera digital. Mientras los medios de comunicación dedican segmentos completos para desmentir las (peligrosas) ocurrencias de Trump, los usuarios de X vierten sus opiniones en contenidos humorísticos como si tratara de un espectáculo de stand-up que ocurre cada cuatro años. Podría enumerar todos los datos falsos, sacados de contexto y los titubeos del republicano, pero casi todos sus ataques giran alrededor de dos temas: la migración y los efectos económicos de la inflación.
El comentario de Donald Trump que causó más revuelo en redes sociales fue el falso señalamiento hacia inmigrantes haitianos por “comer perros y gatos domésticos”. Esta es una noticia falsa que se originó en Springfield, Ohio, y que el alcalde de la ciudad ha desmentido categóricamente en los últimos días. La audiencia pudo ver la reacción inmediata de Harris, quién no tuvo reservas en burlarse de su contrincante en televisión nacional. La candidata demócrata tuvo una participación articulada y serena, muy alejada del estilo conflictivo de Hilary Clinton, quien se enganchaba rápidamente en las discusiones con Trump durante los debates del 2016.
Sin embargo, la formalidad que caracteriza a Kamala Harris no puede generar empatía entre los usuarios de redes sociales. Es la consecuencia lógica de ser una candidata que emergió del inminente riesgo de perder una elección: el partido demócrata cerró filas para darle certidumbre a su propio segmento electores, pero es difícil que pueda amasar simpatizantes jóvenes y ciudadanos hispanoparlantes, que están dejando de ser una minoría para convertirse en un demográfico denso que puede definir los resultados de esta elección.
Por otra parte, Kamala Harris puede responder sin titubeos sobre temas como reanudar la ley Roe vs Wade para garantizar el acceso federal al aborto, pero los asuntos económicos son puntos débiles para su estrategia de campaña. Harris prometió recortes tributarios para las empresas medianas y start-ups, pero no acertó a dar una solución al deterioro que ha sufrido la economía por culpa de la inflación y la posible desaceleración del mercado laboral. Trump utilizó unos minutos del debate para oponerse en contra de las políticas comerciales entre México y China, declarándose opositor de los tratados de libre comercio que no favorezcan a los Estados Unidos.
Ambos utilizaron acusaciones falsas en contra del otro: los índices de inflación no son los más altos de la historia -señalamiento de Trump-, ni el indicador de desempleo fue el peor desde la Gran Depresión -señalamiento de Harris-. La estrategia mediática de tener un discurso más contundente que el otro candidato siempre será más fuerte que sugerir estrategias de orden económico. Este es el gran pesar de las audiencias cautivas que sí son afectadas por la inflación; aunque la Reserva Federal Estadounidense ha logrado contener el indicador de precios al alza, el desempeño está por encima de la expectativa anual (2%).
Las audiencias hispanoparlantes, que son un componente importante en el margen de diferencia entre ganar o perder una elección, siguen escépticos de ambas candidaturas. En redes sociales la conversación gira alrededor de los memes o desmentir candidatos, no necesariamente expresan militancia política. En la plataforma Brand 24 es visible que este segundo debate no tuvo tanto alcance como el intento de magnicidio que sufrió Trump el 13 de julio; resultados apenas comparables con anuncio oficial de la candidatura de Harris durante la Convención Demócrata del 14 de agosto.