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#Entrelíneas | Nerviosismo en las empresas de EU en México, ante elección en EU

Los corporativos que vienen de Estados Unidos se encuentran a la expectativa de lo que ocurra en México y del desenlace de las inminentes elecciones en su propio país.
lun 04 noviembre 2024 07:04 AM
t-mec
Las elecciones que están por celebrarse en Estados Unidos están provocando inquietud en las empresas estadounidenses basadas en México, señala Jonathán Torres.

Todo puede pasar… Las inversiones en México de empresas estadounidenses podrían sufrir una contracción… El futuro crecimiento de la producción estaría comprometido… Claudia Sheinbaum tendría la técnica de gobierno para sentar mejores condiciones para el capital… México estaría frente a la posibilidad de captar más inversiones y abrir un sendero con prosperidad y crecimiento.

En este momento, los corporativos que vienen de Estados Unidos se encuentran a la expectativa de lo que ocurra en México y del desenlace de las inminentes elecciones en su propio país. Las definiciones que muy pronto se manifestarán en una tierra y en otra marcarán el rumbo de sus estrategias. Hoy, por lo pronto, hay inquietud.

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Ese estado que suele ser pasajero y que provoca impulsos de excitación nerviosa, gravita en las empresas estadounidenses con operaciones en México. Si bien no se trata de una sensación generalizada, la coyuntura nacional que ha dado paso a la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República ha motivado esta intranquilidad, lo que ha provocado que algunas matrices hayan decidido suspender, y algunas hasta cancelar, sus inversiones en el país, hasta en tanto no cuenten con señales claras en torno del calibre de las primeras políticas del nuevo gobierno.

Así, al margen de las buenas utilidades que han obtenido en los últimos años, buena parte de las empresas que han contribuido a que Estados Unidos se convierta en el primer socio comercial de México, hoy, se mantienen en vilo por el panorama que se está construyendo en México, pero, también, dicho estado de ánimo está registrando nuevos índices de alteración por los vientos que soplan del norte, que pronostican escenarios de alto impacto para las inversiones.

Las elecciones que están por celebrarse en Estados Unidos están provocando inquietud en las empresas estadounidenses basadas en México, sobre todo, porque después de éstas vendrá una serie ajustes que, para bien o para mal, impactará inevitablemente en la relación comercial entre ambos países.

Contexto

Buena parte de lo que ha generado durante las últimas décadas el boom de producción en México es su evidente cercanía con Estados Unidos, lo que ha permitido a las empresas de aquel país reducir sus costos y gozar de buenos márgenes de utilidad. Otro gran incentivo es el costo de la mano de obra mexicana que es infinitamente menor que el chino, por solo citar un caso. En contraste, los elementos que restan competitividad a México son el costo de la energía y la inseguridad, principalmente. Evidentemente, el T-MEC ha permitido la generación de márgenes adicionales muy claros con tarifas o aranceles tasa cero para el libre flujo de bienes y servicios en toda la región norteamericana.

Hasta aquí, la ecuación, si bien no ha sido perfecta, ha permitido que las economías de Estados Unidos y de México estén atornilladas entre sí. Pero el panorama empieza a complicarse cuando se asoma un líder con aspiraciones presidenciales en Estados Unidos que, abiertamente, advierte que las inversiones de las empresas deben consolidarse en casa y, de no hacerlo, habría que atenerse a las consecuencias.

De esta manera, ante una eventual Presidencia bajo las órdenes de Donald Trump, uno de los posibles escenarios en torno de la agenda México-Estados Unidos, sería el siguiente: los corporativos estadounidenses asentados en territorio mexicano mantendrían en duda sus expansiones y, quizá algunos, reinvertirían sus utilidades aquí, pero muchos otros las trasladarían a su casa matriz; es decir, esto no significaría un problema para las empresas estadounidenses, pero sí para México pues comprometería sus estimaciones de crecimiento de producción.

Si este mal augurio se materializara, las cifras históricas de inversión extranjera directa en México registrarían una contracción en los próximos años. Al tiempo.

Lo que es un hecho es que, gane quien gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el flujo comercial con México tendrá sus ajustes. Con sus matices, Kamala Harris y Donald Trump coinciden en que es necesario producir más y generar más empleos en Estados Unidos, así como consumir más bienes y servicios de casa.

El factor China será otro elemento que, sí o sí, impactará en la relación comercial. Para los bandos demócrata y republicano no hay duda: China es el enemigo a vencer. México tendrá que asumir una posición clara en cuanto a su relación con China y el involucramiento de componentes chinos en las exportaciones mexicanas. Es cuestión de tiempo. Sea quien sea el sucesor de Joe Biden, la postura estadounidense es tajante: ‘estás conmigo o asumes las consecuencias’.

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No obstante, en medio de este panorama, se asoman las soluciones. Estados Unidos requerirá, con los años, más proveeduría y, eso, puede ser una oportunidad para que las empresas de ambos países fortalezcan la capacidad productiva regional. Para ello, evidentemente, México tendría que invertir en energía, infraestructura, desarrollar nuevas industrias e impulsar la especialización de su capital humano. Si algo así se lograra, nadie, ni Donald Trump, se atrevería a descomponer el flujo del comercio.

Dicho esto, aún y cuando dominan las dudas, existe también la percepción de que el futuro podría ser muy promisorio, siempre y cuando haya un trabajo en conjunto entre gobiernos y empresas para aprovechar las mieles de la globalización.

Así las cosas, las empresas estadounidenses con presencia en México se mantienen expectantes frente a los resultados de la inminente elección en Estados Unidos. Por lo pronto, observan el curso que está tomando el primer tramo del gobierno de Claudia Sheinbaum. Por un lado, ven con sorpresa y agrado el trabajo técnico que se ejecuta desde diferentes Secretarías de Estado y, por el otro, crece su asombro y preocupación por las decisiones que el partido en el poder está tomando desde las tribunas de San Lázaro y el Senado de la República.

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Esta semana, Claudia Sheinbaum podría estar recibiendo el primer golpe de un pleito que su gobierno no provocó…

Se espera que en el curso de estos días se haga pública la resolución del panel de controversia que el gobierno de Joe Biden interpuso en contra de México, en el marco del T-MEC, en materia de maíz transgénico. Los pronósticos perfilan la derrota de México, dada su negativa a importar maíz genéticamente modificado, en contraposición al espíritu del T-MEC y de otras disposiciones internacionales.

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Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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