Como líderes, hemos sido testigos de la evolución constante de lo que significa liderar en el mundo empresarial. En la actualidad, ser un líder no solo implica dirigir, sino también inspirar, motivar y empoderar a los demás. La evolución de un líder no se trata solo de adquirir habilidades técnicas, sino también de cultivar cualidades humanas, como empatía, comprensión y humildad. Una parte fundamental de un líder es formar líderes para de esa manera trascender.
Impulso al crecimiento humano, clave para el liderazgo del futuro
Al comienzo de su carrera, un líder suele enfocarse en el "qué": los resultados, las cifras, su capacidad para guiar equipos y dirigir proyectos exitosos, manteniéndose competitivo, eficiente y pragmático. Si bien muchas de estas cualidades son esenciales para un liderazgo sostenible, a medida que se suba en la “escalera corporativa”, el enfoque debe desplazarse hacia el "cómo". Este aspecto es clave para garantizar el éxito de cualquier organización, ya que el "cómo" se traduce en un concepto fundamental: el desarrollo del talento humano. Cabe destacar que el "qué" y el "cómo" no son opuestos, sino complementarios; con el tiempo, uno facilita el acceso al otro.
Con el tiempo, he comprendido que un líder no brilla en solitario; sino que el verdadero éxito radica en tener una visión humanitaria que descarte el individualismo y permita la creación de nuevos liderazgos los cuales, en conjunto, hagan que el equipo destaque. Como aficionado al futbol, me gusta pensar en el ejemplo que Messi nos mostró en el último Mundial, en el que su participación fue orquestar el éxito colectivo, distinguiéndose como el líder, aunque de una manera distinta, que hasta podría considerar como más valiosa y perdurable.
Con 27 años perteneciendo a una empresa trasnacional (habiendo vivido en 5 países y trabajado en los 5 continentes) y después de muchas lecciones, algunas más difíciles que otras, he convenido que la mejor manera de fomentar este desarrollo humano y propiciar la diversificación del liderazgo, es a partir de la proximidad y la apertura. Esto incluye escuchar activamente las ideas y preocupaciones de los miembros del equipo, promoviendo el cuidado de la salud mental y manteniendo una cultura organizacional que responda favorablemente a las necesidades de la empresa.
Sin embargo, el camino no es lineal y, como líderes, debemos comprender que el fracaso es una parte inevitable del proceso de aprendizaje y crecimiento. En este sentido, resulta muy relevante motivar a nuestro equipo a asumir riesgos calculados y estar dispuestos a cometer errores… ¡debemos aprender a fallar!, porque es a través de los fracasos que se obtienen lecciones invaluables que impulsan el progreso y la innovación.
Una vez que se conoce cuáles son las bases para fomentar una cultura de innovación dentro de una organización, debemos combinarlas con las herramientas tecnológicas adecuadas para promover el desarrollo de nuevos procesos, esto permitirá animar a los colaboradores a pensar creativamente y a asumir riesgos calculados. En este sentido, un líder debe ser el primer defensor del cambio y la innovación, mostrando con el ejemplo que siempre hay espacio para mejorar y reinventarse.
Después de participar en diferentes mercados alrededor del mundo, he comprobado que, en México, contamos con una riqueza inigualable de talento y de lo que me gusta llamar “manufactura intelectual”, la cual, debemos promover y hacer crecer a través de la tecnología, programas de desarrollo y centros de investigación, para alcanzar nuevos horizontes en el terreno de la innovación tecnológica, construyendo semilleros para los futuros líderes, consolidando el posicionamiento del país y su talento.
De esta forma podemos concluir que la exacta combinación entre el impulso al desarrollo y talento humano, la innovación de procesos y la tecnología componen la fórmula para promover y multiplicar el liderazgo del futuro; y que este concepto de “nuevo liderazgo” será una pieza clave para que podamos aprovechar al máximo las oportunidades que nos ofrece el mercado, y consolidarnos como referente a nivel internacional.
____
Nota del editor: Jesús Carmona es presidente de Zona para México y Centroamérica de Schneider Electric. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión