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Empleados invisibles, empresas estancadas

Ignorar el impacto individual y enfocarse únicamente en corregir errores sin reconocer los logros envía a los colaboradores un mensaje contundente: “Eres solo un recurso más”.
vie 17 enero 2025 06:02 AM
Empleados invisibles, empresas estancadas
Cuando los líderes ignoran el esfuerzo de sus equipos, el mensaje implícito es claro: "Tu trabajo no importa", apunta Saskia de Winter.

El éxito de una empresa no se mide solo en cifras. Detrás de cada estrategia o venta bien ejecutada están las personas que lo hacen posible. Sin embargo, muchas organizaciones operan como si sus colaboradores fueran invisibles. Se enfocan obsesivamente en los resultados dejando de lado el motor que realmente impulsa el crecimiento: las personas. Esto no es un problema menor, es una bomba con el potencial para explotar en cualquier momento.

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Ignorar el impacto individual y enfocarse únicamente en corregir errores sin reconocer los logros envía a los colaboradores un mensaje contundente: “Eres solo un recurso más”. Esta percepción mina su motivación, reduce su compromiso y afecta su productividad. La consecuencia es desastrosa: aumento en la rotación y, fuga de talento clave. ¿El resultado? Empresas incapaces de innovar o adaptarse, atrapadas en su propio estancamiento.

A pesar de esto, prefieren culpar al mercado laboral o a las nuevas generaciones por sus problemas para retener talento. Sin embargo, la realidad es más sencilla, aunque incómoda: las personas no permanecen en lugares donde no se sienten valoradas. Cuando los líderes ignoran el esfuerzo de sus equipos, el mensaje implícito es claro: "Tu trabajo no importa". Esto desmotiva a los colaboradores, quienes terminan haciendo solo lo indispensable, dejando de lado su creatividad y proactividad, factores esenciales para sobresalir en un mercado competitivo.

La rotación de personal es una señal clara de alerta. Nadie elige quedarse en un lugar donde no se siente valorado. Las empresas que enfrentan una fuga constante de talento no solo deben asumir los costos directos de reclutamiento y capacitación, sino también lidiar con pérdidas más profundas, como la ruptura en la cohesión del equipo y el daño en su reputación.

Reconocer no cuesta

El reconocimiento es clave para el crecimiento de las personas y las organizaciones. Sin embargo, muchas compañías siguen creyendo que pagar un sueldo es suficiente para asegurar lealtad y buen desempeño. Este enfoque es tan limitado como esperar que una máquina funcione sin mantenimiento. Reconocer los logros no implica discursos vacíos ni gestos simbólicos; se trata de valorar y dar crédito al aporte individual de cada colaborador. Una empresa que ignora esta práctica es como un árbol estéril: existe, pero no aporta nada significativo.

Reconocer no requiere grandes estrategias. A veces, un "gracias" o un "hiciste un gran trabajo" puede marcar la diferencia. Cuando las personas sienten que su esfuerzo es visto y valorado, fortalecen su compromiso con la organización y se esfuerzan por dar lo mejor de sí. Las compañías que lo entienden obtienen beneficios tangibles: equipos motivados, más productivos, innovadores y leales. Además, estos colaboradores se convierten en embajadores naturales de la marca, atrayendo talento y construyendo una imagen positiva de la empresa en el mercado.

Además del reconocimiento, el salario emocional se ha convertido en un pilar fundamental para retener talento y fomentar el compromiso. Beneficios como horarios flexibles, oportunidades de desarrollo profesional, programas de bienestar o un ambiente laboral positivo son herramientas poderosas para hacer que los colaboradores se sientan valorados. Más allá de un buen sueldo, las personas buscan sentirse escuchadas, respetadas y parte de un propósito mayor.

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El 2025 es una oportunidad para reflexionar y ajustar el rumbo. Es el momento ideal para que las organizaciones prioricen lo que realmente importa, a las personas. Pasar de un enfoque basado en indicadores, a una cultura que valore a los colaboradores, no es solo un cambio ético, también es estratégico y requiere acciones concretas como:

- Reconocimiento constante: Implementar programas que destaquen logros, grandes o pequeños.
- Comunicación abierta: Fomentar un diálogo abierto entre líderes y equipos para conocer necesidades y expectativas.
- Desarrollo profesional: Brindar oportunidades de crecimiento que demuestren compromiso a largo plazo con los colaboradores.
- Ambiente laboral positivo: Crear espacios donde las personas se sientan seguras, respetadas y valoradas.
- Liderazgo inspirador: Capacitar a líderes para que motiven, empoderen y potencien a sus equipos.

Este año puede ser un punto de inflexión. Las organizaciones que elijan poner a las personas al centro descubrirán que el verdadero crecimiento comienza desde dentro. No es magia, es liderazgo, visión y humanidad. Priorizar a los colaboradores es invertir en el futuro de la compañía. Porque cuando las personas crecen, las empresas también lo hacen.

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Nota del editor: Saskia de Winter es socia fundadora y Directora General de Saskia de Winter Training. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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