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México está en un punto crítico en su desarrollo económico

La fragmentación del comercio mundial exige que México adapte sus estrategias para navegar en un panorama geopolítico cada vez más complejo.
mar 25 febrero 2025 06:02 AM
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Al comprender los factores macroeconómicos en juego, podemos tomar decisiones informadas que nos posicionen para el crecimiento futuro en una economía global cada vez más compleja, apunta Manuel Solano.

De cara a 2025, México se encuentra en un punto crítico en su desarrollo económico. El panorama mundial está marcado por un crecimiento por debajo de las expectativas. Entre otras cosas, la política fiscal en 2025 se enmarca en un contexto de alta deuda pública, elevados tipos de interés y prioridades políticas y económicas en conflicto. Nuestro país no es inmune a estos desafíos. Con un crecimiento proyectado del PIB del 0.6% para este año, debemos enfrentar una serie de problemas que amenazan nuestro potencial. La deuda pública, la persistente inflación y la amenaza de los aranceles de Estados Unidos pesan mucho sobre la confianza de los consumidores y las empresas.

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Sin embargo, en medio de estos desafíos se presenta una oportunidad para reflexionar, analizar y adaptarnos. El entorno económico exige que reevaluemos nuestras estrategias, adoptando la agilidad y la innovación para navegar en una economía global cada vez más compleja. Como líderes empresariales, debemos reconocer la importancia de comprender estos factores macroeconómicos, no solo para proteger nuestros intereses, sino también para posicionarnos para el crecimiento futuro.

Escenario económico

El panorama económico de México en 2025 se caracteriza por varios desafíos que podrían obstaculizar la recuperación. Una de las principales preocupaciones es la posibilidad de un aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos, lo que podría frenar la confianza de inversionistas y organizaciones. Si bien se espera que Banxico relaje las tasas de interés este año, el riesgo de que la inflación se reavive representa una amenaza significativa. Esta situación complica la capacidad de los consumidores para mantener sus niveles de gasto, lo cual es crucial para impulsar la economía.

Además, a pesar de las condiciones a nivel macroeconómico, hay signos de resiliencia. El gasto de los consumidores sigue siendo relativamente fuerte, respaldado por el crecimiento del empleo y aumentos a los salarios nominales. Esto puede servir como base para la recuperación, si sabemos superar los riesgos externos. Es esencial que mantengamos un enfoque alerta y adaptable. Al comprender los factores macroeconómicos en juego, podemos tomar decisiones informadas que nos posicionen para el crecimiento futuro en una economía global cada vez más compleja.

México como economía conectora

La dinámica cambiante del comercio mundial, en particular las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, ha posicionado a México como un actor clave en las cadenas de suministro internacionales. En los últimos años hemos superado a China como el principal exportador a Estados Unidos, un desarrollo que subraya nuestra importancia estratégica. Sin embargo, este estatus conlleva tanto oportunidades como desafíos.

En este entorno cambiante, México debe asumir su papel como una “economía conectora”. Nuestra posición geográfica, junto con los tratados comerciales que tenemos con un gran número de países, proporciona una ventaja única que podemos aprovechar para fomentar esta conectividad. Al diversificar nuestras asociaciones comerciales y mejorar nuestra competitividad, podemos sortear las complejidades de una economía mundial fragmentada. Además, debemos buscar activamente involucrarnos con los mercados emergentes y fortalecer los lazos con otros países latinoamericanos. Esta colaboración regional puede crear nuevas oportunidades para el comercio y la inversión, lo que nos permite amortiguar los desequilibrios de las economías más grandes.

En última instancia, la política comercial de Estados Unidos será transaccional durante los próximos años, con medidas proteccionistas para conseguir concesiones comerciales y de inmigración de sus principales socios. Para México, la imposición de aranceles más drásticos podría conducir a una disminución sustancial del PIB, lo que afectaría negativamente nuestras exportaciones y la estabilidad económica general.

Dado que el 80% de las exportaciones de México tienen como destino el mercado estadounidense, cualquier interrupción en las relaciones comerciales podría tener consecuencias de gran alcance, incluida la disminución de la confianza del consumidor y la reducción de la inversión empresarial. La posibilidad de estos aranceles está cerca de hacerse realidad, por lo que debemos mantener nuestros esfuerzos por mitigar estos riesgos.

Además, la fragmentación del comercio mundial exige que México adapte sus estrategias para navegar en un panorama geopolítico cada vez más complejo. A medida que las medidas proteccionistas ganan terreno, es crucial que mantengamos y fortalezcamos nuestras relaciones comerciales y de inversión entre varios bloques geopolíticos. Esta adaptabilidad será esencial para fortalecer la economía y garantizar la resiliencia frente a las presiones externas.

Conclusión

En resumen, está claro que el panorama económico de México enfrenta varios desafíos, pero también oportunidades para aquellos dispuestos a adaptarse. La interacción de los factores macroeconómicos, la dinámica comercial y los cambios geopolíticos requiere un enfoque proactivo tanto por parte de los líderes empresariales como del sector público.

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Para prosperar en esta nueva era, debemos actuar con adaptabilidad, agilidad y responsabilidad. Las empresas deben centrarse en estrategias innovadoras que aprovechen nuestra posición única como economía conectora, mejorando nuestra competitividad en el mercado global. Además, fomentar la colaboración entre sectores y con las entidades gubernamentales será crucial para navegar por las complejidades de nuestro entorno económico. Al alinear nuestros esfuerzos, podemos crear un marco sólido que respalde el crecimiento sostenible y mitigue los riesgos que plantean las presiones externas.

Si bien el camino por delante puede ser desafiante, también está lleno de potencial. Al abordar de manera proactiva las realidades de 2025, México puede posicionarse para sortear estas complejidades e impulsar el crecimiento sostenible, garantizando que salgamos más fuertes y resilientes frente a la adversidad.

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Nota del editor: Manuel Solano es Socio Director para EY México y Socio Director Regional, EY Latinoamérica. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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