Publicidad
Publicidad

La economía del bienestar no es un lujo, es infraestructura

Es hora de dejar de ver el bienestar como un “extra” o un “beneficio blando” y comenzar a diseñarlo como infraestructura. Porque no hay crecimiento sostenible en una sociedad agotada o enferma.
mar 06 mayo 2025 06:02 AM
La economía del bienestar no es un lujo, es infraestructura
Aún se invierte más en maquinaría que en la salud integral de los equipos de trabajo, sin reconocer que el bienestar no es sólo un programa de beneficios, sino una herramienta estratégica para atraer y retener talento, considera Fernando Martire.

En las últimas décadas, el crecimiento económico ha sido evaluado con una fe casi religiosa en métricas como el PIB. Pero si algo nos ha dejado claro la pandemia, la crisis de salud mental global y la erosión del tejido social en múltiples latitudes, es que producir más no necesariamente significa vivir mejor. Ha llegado el momento de preguntarnos: ¿por qué la infraestructura del bienestar sigue siendo vista como un gasto y no como una inversión estructural?

Publicidad

Los gobiernos invierten en carreteras, puentes y telecomunicaciones con la lógica de que, al mejorar la conectividad y la movilidad, se estimula el crecimiento. ¿Pero qué pasa con la infraestructura del cuerpo y la mente? Una red pública de salud mental accesible, un entorno urbano que favorezca la movilidad activa, políticas que incentiven la alimentación saludable y una economía que no castigue el descanso —todo eso también genera crecimiento. No sólo económico, sino humano.

La Organización Mundial de la Salud estima que por cada dólar invertido en atención a la salud mental, se recuperan cuatro en productividad. La OCDE ya habla abiertamente del “well-being budgeting” como un marco de evaluación presupuestaria. Y sin embargo, en muchos países latinoamericanos, el gasto público en estos rubros sigue relegado a categorías de “asistencia”, cuando en realidad son palancas de competitividad.

Lo mismo ocurre en el sector privado. Aún se invierte más en maquinaría que en la salud integral de los equipos de trabajo, sin reconocer que el bienestar no es sólo un programa de beneficios, sino una herramienta estratégica para atraer y retener talento en un mundo donde el burnout y la fatiga digital son las nuevas epidemias invisibles.

Invertir en bienestar no es una moda de Silicon Valley ni una estrategia de marketing emocional. Es reconocer que el capital humano —nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones— también necesita mantenimiento. Y si no lo hacemos desde las políticas públicas y las estrategias corporativas, el costo no será sólo individual: será macroeconómico.

Publicidad

Es hora de dejar de ver el bienestar como un “extra” o un “beneficio blando” y comenzar a diseñarlo como infraestructura. Porque no hay crecimiento sostenible en una sociedad agotada o enferma.

____

Nota del editor: Fernando Martire es B.s & MBA WellFitness Specialist. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad