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Inflación efectiva

La inflación efectiva ya alcanza los dos dígitos, y para apreciarlo basta tomar cualquier canasta de productos básicos, calculando, sin sesgos políticos, la variación anual.
vie 13 junio 2025 06:04 AM
Banxico hará dos recortes a la tasa de interés de 50 puntos: Banamex
La tasa de interés en México es producto del más brutal e inducido margen financiero, siendo impresentable la distancia entre tasas activas y pasivas, apunta Gabriel Reyes Orona.

Ya son varios expertos internacionales los que han apuntado al claro desbalance que registran las principales variables del mercado mexicano, las cuales, inexorablemente, se ajustarán. Ellas son tres, la tasa de inflación; la de interés y el tipo de cambio. Forman un triángulo equilátero. Modificada cualquiera de ellas, las otras se ajustan. Es cierto que puede transcurrir tiempo para ello, lo cual puede tomar semanas, o hasta meses, pero no falla, los mercados se nivelan.

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Algunos de esos conocedores han apuntado a un notorio desbalance en la oferta de signos monetarios, y, otros, recatadamente, indican que el Banco de México ha abusado de su capacidad de interferir en los mercados a través de sus operaciones. Los bancos de desarrollo han sido leales y ciegos operadores gubernamentales, sin importar el respeto de mínimas exigencias prudenciales. El multiplicador bancario perdió toda mesura. Se ha venido inventando dinero sin respaldo alguno. Sumados al sesgo impuesto por el banco central, esos bancos del subdesarrollo han conseguido provocar un pernicioso desbalance que nos conducirá a un ajuste brusco y no discreto, el cual sólo espera el detonante adecuado.

La evidente táctica de subvaluación del dólar impulsada por Washington, para proteger el pleno empleo y cerrar fronteras en lo comercial, sumada a la obsesión local por mantener políticamente la paridad dentro de una banda, han distorsionado severamente el tipo de cambio. La inflación efectiva ya alcanza los dos dígitos, y para apreciarlo basta tomar cualquier canasta de productos básicos, calculando, sin sesgos políticos, la variación anual. La tasa de interés en México es producto del más brutal e inducido margen financiero, siendo impresentable la distancia entre tasas activas y pasivas.

Rebasamos ya los seis años de vivir en una onírica fantasía. Los analistas que no quieren quedar bien con las autoridades financieras; los que no son controlados por sus editorialistas, o bien, simplemente aquellos que cuentan con conocimientos y experiencia en la materia, apuntan a la falta de capacidad de nuestro instituto central para incluir los agregados monetarios que la modernidad ha añadido al torrente financiero. Nuestra base monetaria no pasa la prueba de la risa. Ya poco importa, el 1º de octubre está a la vuelta y el reseteo monetario no consultará a quienes, por ser electos, se arropan en una autoridad que sólo es formal y no material, menos se tomará el parecer de sus ujieres, mayordomos y serviles operadores. Ahora, los miembros de la Junta de Gobierno de Banxico tomarán un curso exprés en la materia, pero para cuando entiendan lo que debieron hacer será demasiado tarde.

Desde los tiempos de Echeverría no se había acumulado tanta presión, y no existe un repunte petrolero que en esta ocasión nos rescate. La deuda pública tiene el peor perfil y comportamiento desde que existe el México moderno. La barbarie administrativa completa el cuadro de terror, ese, que no apreciamos al ser parte de él, y no simples espectadores, como sí lo son aquellos que ya han señalado que la falta de seriedad en nuestras autoridades financieras es señal de alerta para los inversionistas.

Poco a poco, son los mismos auditados los que confiesan el haber sido beneficiarios por la incompetencia, laxitud o simple inexperiencia de las costosas y pomposas firmas contables, las cuales, sin miramiento de abultados conflictos de interés, al prestar indebidamente servicios de saneamiento contable, dejaron de ser objetivas observadoras de los movimientos contables. Es difícil encontrar un buen análisis contable de las grandes empresas en nuestro país, empezando por las que cotizan en bolsa. Groseras manipulaciones, exageraciones y la subvaluación del riesgo abundan.

No sobra el hacer enunciación de la problemática, dado que, para corregir, será necesario el identificar con precisión quiénes, qué, cuándo, y cómo se provocó la debacle en ciernes. Como de costumbre, empresas y gobierno traerán expertos, consultores y asesores internacionales que ajusten la acción burocrática a las exigencias de organismos financieros, públicos y privados; inversionistas y acreedores. Los neoliberales serán rebasados por la derecha, por quienes presumiendo ser de izquierda, sin saberlo, ya son ultraliberales.

Como ya lo hemos dicho, empezaremos por una corrección monetaria que nos vendrá de fuera, cuando el Yuan y el Euro digitales sean puestos en circulación, y Trump tenga que decidir qué prefiere, seguir usando el precio del dólar como dique a las importaciones, o continuar teniendo una moneda respetable empleada internacionalmente como activo de reserva, una que permita que los Bonos del Tesoro sigan siendo apreciados, y, de esa forma, patear, por algún tiempo, el pago de su impagable deuda. Al parecer no ha entendido que es una u otra.

Aquí la inflación ya está haciendo lo suyo, baja de calidad o cantidad en los que se ofrece al consumidor permite a éste saber que algo está sucediendo. En ciertos casos, la escasez ya se ha hecho presente.

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Los banqueros se resisten a pagar a los ahorradores el valor real de las inversiones, en tanto que cobran desproporcionadamente tasas al consumo, generando un espejismo en sus balances. Todo sea por vender la idea de un buen manejo gubernamental, así como propalar la supuesta existencia de una supervisión financiera profesional. Se diluyeron las fronteras que había entre las estructuras no reguladas y las reguladas, existe un descontrol generalizado. Otra vez el supervisor es parte del problema, lejos de ser mecanismo de prevención. Se ha abusado del público y del sistema financiero de distintas formas, esperando a ver cuánto aguanta.

Lo que ya sucedió en Francia, está por ocurrir aquí, la feria de regalar dinero sin ton, ni son, con cargo al erario, llegó su fin. Sólo la inversión pública productiva es fuente sana y constante del asistencialismo. La prodigalidad electorera es su peor enemiga. Los programas sociales son insostenibles en el corto plazo, y la furia de quienes pagaron con su voto el subsidio no se hará esperar.

Al no existir un poder judicial autónomo frente al poder público, éste sabe que no recibirá sentencia reprobatoria de la gestión, y que la rendición de cuentas es inexistente. No habrá extradiciones de quienes se coludieron con el crimen organizado, ni tampoco inhabilitaciones para quienes compraron impunidad, pagándola burdamente con escaños judiciales. El problema es el que el aparato productivo no entiende de demagogia, ni puede ser amagado o amenazado con medidas autoritarias. La mañanera le viene bien guanga, y sólo hará lo que sabe hacer, ajustarse.

La reacción del partido de estado puede ser la stalinista, más violencia oficial; mayor represión a los opositores, y un reforzamiento del discurso, arengando -por enésima vez- con apelaciones a la decimonónica versión de la soberanía, pero será inútil, la ideología, y más la ramplona, no da de comer. La otra, puede ser admitir que se deben al pueblo que usan descaradamente de parapeto, y no al revés. Si se deciden servir a ese pueblo, del que se han servido enriqueciéndose grotescamente, darán un giro al timón, y reconocerán que no fue transformación, sino destrucción, deformación y cínica simulación. No empezaremos de cero, sino debajo del nivel de flotación.

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Nota del editor: Gabriel Reyes es exprocurador fiscal de la Federación. Fue prosecretario de la Junta de Gobierno de Banxico y de la Comisión de Cambios, y miembro de las juntas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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