Teóricamente existe una relación directa entre el crecimiento económico de un país y el desempeño de su recaudación tributaria. No obstante, esta relación en la realidad no siempre se cumple a cabalidad. En el caso de nuestro país, identificamos algunos factores que han logrado reforzarla o, por lo contrario, debilitarla. Entre estos podemos mencionar: 1) la capacidad y eficiencia (humana y tecnológica) del ente recaudador para realizar su labor, 2) la facilidad o no que tenemos los contribuyentes para pagar nuestros impuestos, 3) la evolución del mercado informal (al 1T25 la tasa de informalidad laboral es de 54.3% en México), 4) las reformas fiscales que ocurren de tiempo en tiempo (como la reforma al Régimen Fiscal de Pemex) y 5) el perfil demográfico de la base gravable (tamaño de la población económicamente activa).
Crecimiento económico, recaudación e ingresos estatales

Bajo este contexto, de unos años para acá, el estado mexicano (a través de Sistema de Administración Tributaria (SAT) ha generado una serie de estrategias para incrementar los ingresos federales tributarios. El SAT ha logrado optimizar los procesos de fiscalización, recaudación y atención al contribuyente. También, ha fortalecido los procesos de auditorías fiscales para grandes contribuyentes y, particularmente, para aquellas empresas que operan en el sector del comercio exterior. Por último, eliminó la compensación universal y las condonaciones.
Con todo esto, si hoy en día volteamos a ver el monto de la recaudación federal registrado en los últimos años, bien podríamos concluir que estas estrategias han cumplido su objetivo. Más aún, la mejor recaudación se ha logrado sin aumentar las tasas aplicables de impuestos existentes y sin la creación de nuevos impuestos.
Ahora bien, hablando del crecimiento económico del país, el Paquete Económico 2025, aprobado en diciembre pasado, estableció un estimado para 2025 de alrededor de 2.5%. Aunque, en abril de 2025, los Precriterios de Política Económica 2026 redujeron este a 1.9%, ambos en términos reales. Ante esta situación, el mercado ya ha descontado una probable ralentización de nuestra actividad económica. Esto (desde un punto de vista teórico) también debería reducir las metas estimadas de la recaudación tributaria y, en consecuencia, de los ingresos federales distribuidos a los estados. Aun así, como expondremos adelante, esta conclusión lógica podría no ser del todo cierta para 2025.
Los ingresos federales tributarios determinan el monto de la Recaudación Federal Participable (RFP) y del Fondo General de Participaciones (FGP, principal fondo del Ramo 28). Hablando de la RFP histórica, podemos decir que el monto anual observado de la RFP en 2023 fue 9.8% mayor a la del 2022 (en términos nominales) y representó el 13.3% del PIB. Asimismo, la RFP en 2024 fue 6.5% mayor contra 2023 (13.3% del PIB).
Sobre lo que esperamos para 2025, podemos decir lo siguiente. La RFP que aparece en la Ley de Ingresos (LIF2025) estaría (en caso de cumplirse) 8.4% por arriba de la observado 2024 (13.5% del PIB en 2025). Considerando los datos observados para los primeros meses del año, podríamos decir que esta estimación se lograría al final del año dado que, la RFP acumulada de enero a mayo ya es 11.1% mayor al mismo periodo del 2024. Con relación al FGP, la estimación del Presupuesto de Egresos (PEF25) es 6.2% mayor al observado en 2024. Una vez más, esto podría lograrse dado que, el acumulado observado (enero-mayo 2025) es 6.4% mayor al mismo periodo de 2024. Todo esto con información de la SHCP.
El comportamiento positivo de la RFP y del FGP en los primeros cinco meses de 2025 (como en años anteriores) ha estado relacionado al incremento de los ingresos tributarios no petroleros. Esto, en nuestra opinión, es resultado en primer lugar de las estrategias aplicadas por el SAT y, en segundo, del propio desempeño económico nacional. Los ingresos tributarios no petroleros crecieron 10.9% (enero-mayo 2025 vs. mismo periodo 2024) y representaron 96.0% de la RFP. Por tipo de impuesto, el ISR creció 14.3% y representó el 51.9% de la RFP; mientras que el IVA registró un crecimiento de 3.4% y participó con un 27.9%. Por último, el IEPS federal (gasolinas) creció 14.9% y aportó el 6.8%. Como podemos ver, en su conjunto, estos tres impuestos representaron el 86.6% de la RFP de enero a mayo de 2025.
Dicho lo anterior, la mayoría de los estados ha recibido más ingresos federales vía FGP durante 2025; lo que se traduce en mayores ingresos de libre disposición. Las entidades federativas que han recibido mayor monto (vs. el presupuesto y el mismo periodo de 2024 respectivamente) son: Campeche (18.4%, 35.7%), Aguascalientes (10.9%, 15.4%), Quintana Roo (10.7%, 25.6%), Durango (8.7%, 24.2%) y Colima (6.6%, 10.2%). Por otro lado, solo dos estados registran decrecimientos contra el presupuesto y el mismo periodo de 2024: Tabasco (-5.2%, -5.4%) e Hidalgo (-3.1%, -9.6%).
Retomando el tema de la recaudación tributaria, el crecimiento del ISR y del IVA en los últimos años, más que estar relacionado estrictamente con la actividad económica del país, es resultado de los mejores procesos de fiscalización que han buscado combatir la elusión y evasión fiscal. En el caso del IEPS federal (gasolinas), su crecimiento es resultado de una política de disminución a los subsidios a las gasolinas y diésel.
Para concluir, la pregunta que requiere una respuesta es ¿la ralentización económica, estimada para 2025, afectará el monto de ingresos federales distribuido entre los estados? En nuestra opinión, considerando los datos observados de la recaudación federal de enero a mayo, es difícil responder afirmativamente. Inclusive, es posible que la RFP al final del año alcance o se encuentre muy cerca del monto presupuestado en la LIF2025.
Si se cumple esto, por un lado, los estados podrían cumplir con sus planes presupuestales (en particular, con sus programas de inversión pública) y, por otro, es posible que la federación no use los recursos existentes en el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF) para compensar la diferencia entre la RFP presupuestada y la observada anual. De cualquier modo, como siempre, es recomendable que las entidades mantengan un ejercicio presupuestal disciplinado del gasto para evitar futuras presiones de liquidez.
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Nota del editor: Roberto Ballinez es Director Ejecutivo Sr. de Finanzas Públicas e Infraestructura de HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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