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De Tanjin a Beijing: la India en la pasarela política de reacomodos estratégicos

China ha impulsado un realineamiento geopolítico de gran envergadura e inclina la balanza del poder hacia el bando antioccidental.
jue 18 septiembre 2025 06:00 AM
De Tanjin a Beijing: la India en la pasarela política de los reacomodos estratégicos
El primer ministro de la India, Narendra Modi, estrecha la mano del presidente chino, Xi Jinping, durante una reunión al margen de la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en China, el 31 de agosto de 2025.

A principios de septiembre y en medio de un impresionante despliegue de poder político y militar, la China de Xi Jinping buscó posicionarse como un líder confiable, predecible y exitoso para todos aquellos países del sur global que claramente están molestos por las decisiones comerciales unilaterales de Estados Unidos y por el manejo diplomático de Donald Trump, a golpe de tweets (ahora posts).

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Teniendo como trasfondo la 25ª Cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en Tanjin -una organización regional que da cuenta del 23.5% del PIB y 40% de la población globales-, y del espectacular desfile celebrado días más tarde en Beijing con motivo del 80º aniversario de la rendición de Japón frente a China en la segunda guerra mundial, un Xi Jinping sonriente y acompañado por una veintena de mandatarios euroasiáticos, entre los que destacaron Vladimir Putin (Rusia), Narendra Modi (India), Masoud Pezeshkian (Irán), Tayyip Erdogan (Turquía) y Alexander Lucashenko (Bielorusia), mandó un mensaje claro a occidente: China ha impulsado un realineamiento geopolítico de gran envergadura e inclina la balanza del poder hacia el bando antioccidental.

La pieza clave del realineamiento parece ser la India. La presencia de Modi en la pasarela política de Tanjin a Beijing, donde se mostró cercano a Rusia y China, ha hecho sonar las alarmas en Estados Unidos y Europa, pues se advierte que, de momento, la India podría haber decidido apartarse de la asociación estratégica cuidadosamente forjada con Estados Unidos en los últimos años, con la que se esperaba, entre otras cosas, (i) la creación de un ecosistema de innovación y desarrollo tecnológico robusto; (ii) un espacio adecuado para trasladar las cadenas de suministro y manufacturas y (iii) un aliado fundamental para garantizar la seguridad del Indo-Pacífico.

Evidentemente, Modi está molesto con Estados Unidos por los aranceles del 50% impuestos sobre sus exportaciones en castigo por la compra de petróleo ruso, así como por la intervención mediática de los Estados en su reciente conflicto con Paquistán. Desde su independencia en 1948, la India ha buscado mantener una política de no alineamiento y ha resistido a cualquier presión por formar parte de bloques o alianzas defensivas. Con el fin de la Guerra Fría, la India intentó una estrategia de multialineamiento, buscando amigos pero no alianzas.

La estrategia de multialineamiento y diversificación de asociaciones hace pensar que la India todavía no está dispuesta a formalizar una estructura tripartita China-Rusia-India. Adicionalmente, subsisten limitaciones estructurales e históricas. No podemos olvidar que la relación entre India y China ha estado marcada por conflictos fronterizos, desconfianza estratégica y competencia regional. El caso más emblemático fue la guerra de 1962, en la que China invadió territorios disputados en Aksai Chin y Arunachal Pradesh, y desde entonces, India considera a China una amenaza territorial persistente y China no reconoce oficialmente la frontera definida por los británicos en el Himalaya. Las incursiones y conflictos fronterizos son persistentes y se mantiene la tensión.

Por otro lado, la relación entre India y Rusia (y antes con la URSS) tampoco es más estable. Si bien, durante la Guerra Fría, India mantuvo una relación privilegiada con Moscú, basada en cooperación militar, tecnológica y energética, siendo la URSS el principal proveedor de armamento para India, el acercamiento entre China y Rusia en los tiempos recientes ha generado inquietud en la India sobre su seguridad.

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En suma, la India tendrá que revalorar sus intereses estratégicos y definir si rompe definitivamente con Estados Unidos y se alinea formalmente con China y su coalición antioccidental o se mantiene en esa cuerda floja llamada multialineamiento, que se antoja cada vez más difícil de lograr. Mucho dependerá de cómo evolucionen las tensiones en Asia Central, el Indo-Pacífico y el sistema internacional en su conjunto, así como de lo que realmente le ofrezcan cada uno de los bandos contrapuestos.

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Nota del editor: Laura Zamudio González es profesora e investigadora del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA), actualmente es titular de la Dirección de Formación y Gestión de lo Académico en la UIA. Escríbele a laura.zamudio@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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