Javier Duarte, el político que se convirtió en el símbolo de la corrupción
Durante los últimos meses, Javier Duarte se convirtió en símbolo de la corrupción en la administración pública y en el político más buscado por la administración del presidente Enrique Peña Nieto, que lo acusa formalmente de haber liderado un desvío millonario de recursos cuando encabezó el gobierno de Veracruz.
La búsqueda terminó este sábado 15 de abril, luego de continuos señalamientos en su contra por parte de medios de comunicación, organizaciones civiles, ciudadanos, adversarios políticos y hasta excompañeros de partido.
Duarte fue detenido en Guatemala tras permanecer prófugo desde el 16 de octubre, cuatro días después de haber solicitado licencia para separarse del cargo de gobernador a fin de —dijo— enfrentar las investigaciones a las que estaba sujeto. Pero mentía. Esa mañana, Duarte dejó el estado presuntamente ayudado por su sucesor, Flavino Ríos , a quien se atribuye proporcionarle un helicóptero para huir, hecho que hoy tiene a este último político privado de su libertad.
La del 12 de octubre del 2016 fue la última aparición pública de Duarte y, días más tarde, la Procuraduría General de la República (PGR) ofreció una recompensa de 15 millones de pesos por información que llevara a la captura del expriista, acusado de lavado de dinero y de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
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nullTambién se le acusa de recurrir a una red de empresas fantasma para desviar millones de pesos del erario de Veracruz . Tales irregularidades fueron documentadas el año pasado por medios como Animal Político y denunciadas por el nuevo gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares.
Además, Duarte también cuenta con una orden de aprehensión girada por la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) , que lo responsabiliza de obstaculizar y poner en riesgo el proceso electoral del 2016 en la entidad.
En su caso, sin embargo, los presuntos hechos de corrupción que actualmente se le achacan distan de ser los únicos aspectos negativos en su carrera política, que comenzó a mediados de la década de los 90.
Cercanía con Fidel Herrera
Duarte nació en 1973 en Córdoba, Veracruz. Es abogado por la Universidad Iberoamericana (UIA) y doctor en Economía e Instituciones por la Universidad Complutense de Madrid, según la semblanza disponible en el Sistema de Información Legislativa (SIL).
Entre 1995 y 1997 fue funcionario en la Secretaría de Gobernación (Segob) y después, de 1997 al año 2000, fue asesor en la Poder Legislativo federal y también secretario particular del entonces diputado priista Fidel Herrera, a la postre gobernador de Veracruz de 2004 a 2010.
Dentro del mandato de Herrera, fue secretario de Finanzas y Planeación de 2008 a 2009, y ese mismo año dejó el cargo para tomar una curul como diputado federal. En San Lázaro, formó parte de las comisiones de Economía y de Presupuesto, aunque fungió como legislador solamente por unos meses porque pidió licencia para convertirse en candidato del PRI al gobierno veracruzano.
En las elecciones de julio de 2010, obtuvo 43.54% de los votos, menos de tres puntos porcentuales arriba del panista Yunes Linares, quien ese año compitió por el cargo por primera ocasión y acusó malas prácticas a lo largo de la contienda.
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Gobierno cuestionado
Duarte asumió el gobierno de Veracruz el 1 de diciembre de 2010, con la promesa de impulsar el desarrollo y combatir problemas como la inseguridad pública. Sin embargo, en sus primeros años de gestión se vivieron asesinatos, balaceras y el abandono de decenas de cadáveres en vías públicas y en plena luz del día.
Tras la intervención de fuerzas federales —en particular de la Marina—, los índices de inseguridad empezaron a bajar. En octubre de 2014, Duarte incluso dijo que en Veracruz ya sólo se robaban “un frutsi y dos pingüinos”, una declaración que causó controversia y burlas en redes sociales.
Su relación con la prensa también le generó tensiones. Según la organización Artículo 19, entre 2000 y 2016 se cometieron al menos 19 asesinatos de periodistas, lo que hace de Veracruz la entidad más peligrosa del país para ejercer el periodismo, debido a factores como las agresiones y amenazas por parte de funcionarios locales. A pesar de ello, en repetidas ocasiones Duarte aseguró ser respetuoso de la libertad de expresión y que su administración perseguía todos los crímenes contra comunicadores.
En 2013, el PAN lo acusó de estar detrás de una red para manipular los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para favorecer al candidatos locales del PRI. Duarte negó los señalamientos, aunque a nivel federal el caso llevó a la destitución de siete funcionarios de la Sedesol, entonces encabezada por Rosario Robles.
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El relevo y la caída
En septiembre de 2015, de cara a las elecciones locales del año siguiente, Duarte se confrontó con el senador Héctor Yunes Landa, quien sería el candidato del PRI y acusó al mandatario de ser el principal responsable de los problemas de Veracruz.
Para 2016, medios de comunicación y el panista Yunes Linares —a la postre ganador de los comicios de gobernador— dieron a conocer que Duarte presuntamente utilizó una red de empresas fantasma para desviar millones de pesos de las arcas estatales.
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Duarte negó los señalamientos, pero poco a poco fue perdiendo respaldo político. En octubre pasado, días después de que un juez girara una orden de aprehensión en su contra, el PRI lo expulsó de sus filas. Y en noviembre, frente a consejeros priistas, el presidente Peña Nieto dijo que en el partido no caben “ni la corrupción ni el encubrimiento y mucho menos la impunidad”.
Hoy, casi cinco años después de que el propio Peña Nieto lo pusiera como uno de los rostros de la “nueva generación” de priistas —y a menos de dos meses de que, el 4 de junio, Veracruz tenga elecciones para renovar sus 212 alcaldías—, Duarte ha quedado detenido y está a las puertas de un proceso penal y de la cárcel.