Dara Khosrowshahi, el CEO que llevará a Uber a la bolsa
Sarah Ashley O'Brien
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS .- Fue hace menos de dos años que Uber eligió a su nuevo CEO. Dara Khosrowshahi dejó su empleo cómodo como director de Expedia para dirigir a lo que en ese entonces era la empresa más disfuncional de la tecnología.
Ahora está a punto de hacer pública la empresa, en la Oferta Pública Inicial (OPI) más anticipada del año. Llegar hasta este punto no ha sido una tarea pequeña.
El fundador y primer CEO de Uber, Travis Kalanick, había convertido a la empresa en una fuerza global, pero también había generado tal desastre, que la junta directiva lo sacó cuatro meses después de que las acusaciones de acoso y sexismo golpearan a la empresa. Uber contrató a investigadores externos para realizar un examen de la cultura de la compañía. Básicamente estaba destinada a la autodestrucción.
Entre los retos que heredó Khosrowshahi cuando tomó el control en septiembre de 2017 se incluían una serie de acusaciones por acoso sexual, discriminación de género, una demanda de la subsidiaria de Alphabet, Waymo, una suite ejecutiva casi vacía, conductores descontentos y un balance financiero en números rojos.
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"No entré a esto esperando un camino tranquilo. Ha sido tan demandante como esperaba”, dijo a CNN Business durante una entrevista en agosto pasado, previo a su primer aniversario en la empresa.
Khosrowshahi fue llamado a ser el adulto en la habitación en una empresa que tenía la reputación de ser una fraternidad universitaria. Él fue considerado en muchos modos como el opuesto a Kalanick, quien era conocido por ser un ejecutivo impetuoso y poco tradicional que utilizaba frases de motivación como "always be hustlin".
Khosrowshahi, un líder profesional y experimentado, era conocido por no tener miedo de afirmarse, pero de maneras calculadas. Refugiado iraní, emigró a Estados Unidos a la edad de nueve años. Esa perspectiva ha informado sus decisiones de liderazgo, como aprovechar su poder en asuntos relacionados con la inmigración.
Expedia fue uno de los primeros en la industria de la tecnología en presentar un desafío legal a la prohibición de viajar del presidente Trump (dirigido a personas de varios países mayormente musulmanes). Kalanick, por otro lado, fue ampliamente criticado por unirse a la junta asesora económica de Trump antes de finalmente renunciar.
Una importante prueba de liderazgo llegó temprano para Khosrowshahi cuando Londres amenazó con no renovar la licencia de Uber para operar. La ciudad cedió cuando Khosrowshahi hizo varias concesiones, entre ellas compartir los datos de tráfico de la compañía. De manera más significativa, Khosrowshahi admitió errores y defectos pasados, algo que Kalanick se resistió a hacer.
Khosrowshahi enfatizó que el primer paso para tratar con las ciudades y los reguladores es "entrar a la sala y dialogar. Mantenemos un diálogo continuo con todas las ciudades con las que operamos y con los reguladores con los que operamos".
"Queremos ser vistos como un socio que forma parte de la solución", agregó.
Además, Khosrowshahi ha ayudado a diversificar las ofertas de Uber. Una de las joyas de la corona de la compañía antes de su OPI es su servicio de entrega de comidas, Uber Eats, que generó casi 1,500 millones de dólares en ingresos en 2018, frente a los 587 millones de dólares generados el año anterior.
Él añadió que se han mejorado muchos aspectos de la compañía para prepararla para que se haga pública, incluido su gobernanza corporativa, que cumpla con sus funciones ejecutivas, incluida la contratación de un CFO después de tres años sin uno, y la modernización de la cultura de la empresa.
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Sin embargo, Uber está lejos de estar libre de problemas, a la vez que se vuelve una empresa pública. La compañía continúa registrando enormes pérdidas: perdió 1,800 millones de dólares en 2018, una cantidad sin precedentes para una compañía que está a punto de salir a bolsa. Su rival más cercano, la empresa de viajes compartidos Lyft, ha tenido dificultades en el mercado público.
Y Uber todavía está plagado de una serie de problemas de larga tradición.
Por un lado, los conductores permanecen descontentos: antes de la OPI de Uber, los conductores protestaron por el trato y la compensación de los trabajadores de la compañía, y la compañía continúa enfrentando desafíos continuos como resultado de su clasificación de conductores como contratistas independientes y no como empleados
El jueves, Uber dijo que ha alcanzado acuerdos de resolución con una gran parte de los 60,000 conductores que han presentado, o expresaron que tienen la intención de presentar, las demandas de arbitraje donde afirman estar mal clasificados. Una queja similar le costó a Uber 20 millones de dólares en un acuerdo con miles de conductores en Massachusetts y California.
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También hay preocupaciones de seguridad que pesan sobre la compañía, incluyendo las agresiones sexuales por parte de sus conductores. Si bien Khosrowshahi ha dicho que la seguridad es la principal prioridad de Uber, aún debe publicar un informe de transparencia que prometió que se publicaría en 2019 después de un informe de la CNN en abril pasado sobre agresiones y abusos sexuales por parte de los conductores. La compañía dice que el informe será publicado próximamente.
A Khosrowshahi ha recibido un sueldo generoso para llevar a la compañía al borde de una OPI. Él recibió una compensación por un valor de 45 millones de dólares el año pasado, según una presentación ante la SEC.
No hay manera de saber cómo le irá a la empresa a la vez que continúe su maduración ahora como una empresa pública. En una carta a los accionistas que acompañaba el papeleo de Uber presentado a la SEC, Khosrowshahi modera las expectativas: "No seré perfecto, pero los escucharé".