En mayo de este año se dio a conocer que la empresa de Parrish había realizado un estudio con seis pacientes de demencia mexicanos, quienes recibieron una de estas terapias génicas. Si bien no se han dado a conocer los resultados, Parrish menciona que también estos procedimientos tienen la capacidad de revertir los efectos de este tipo de enfermedades crónicas.
Regulación y educación, los retos de las terapias génicas
Este tipo de terapias no han sido autorizadas por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), lo cual representa uno de sus principales retos, confiesa Parrish, quien tiene la convicción de impulsar este tipo de modelos de medicina experimental entre los gobiernos, pacientes y sus familiares.
“Actualmente, las pequeñas empresas de investigación y tecnología médica experimental no contamos con el mismo presupuesto que las agencias de gobierno (...) por ello estamos intentando motivar a los inversores a que volteen a ver estas opciones”, resalta Parrish, quien cuenta con un comité asesor en donde colabora el genetista de Harvard, George Church.
Por otra parte, puntualiza que un elemento que también deben superar tiene relación con educar a las personas y mostrarles que no se trata de algo malo. “Necesitamos hacer llegar más información de cómo estas innovaciones pueden impactar en su vida de manera positiva”, apunta.