Jugar videojuegos hoy en día es un pasatiempo más costoso que nunca. Contar con las consolas de última generación o estar al tanto de todos los lanzamientos en medio de un panorama económico adverso es complicado, pero la industria es “a prueba de recesión”, porque los gamers no van a dejar que el mercado caiga y ya están encontrando vías para mantenerlo.
Cuando la pandemia comenzó, lo digital tomó un papel central en la vida. El confinamiento provocó que se disparara la participación en los videojuegos. El mercado de los juegos móviles, por ejemplo, representó alrededor de la mitad de las ventas de la industria. Pero a medida que la gente vuelve a sus actividades fuera de casa y los precios de la canasta básica suben, el gaming está tomando un papel secundario.
¿Cuáles son las consecuencias de la inflación para los gamers? Tanto los videojuegos como las consolas son más costosos. El caso más relevante es el de PS5, que aumentó su precio a nivel mundial. “Estamos viendo altas tasas de inflación global, así como tendencias cambiarias adversas que impactan a los consumidores”, explicó Jim Ryan, CEO de Sony Interactive Entertainment.