El 2022 fue un año en que la ciberseguridad siguió dando de qué hablar. Si bien no se registró el mismo número de ataques a infraestructuras corporativas que en 2021, fue un año marcado por ciberataques a gobiernos y 2023 no va a estar exento de las brechas de seguridad y un viejo conocido va a seguir latente: el ransomware.
De acuerdo con el reporte Cost of a Data Breach, realizado por IBM, a nivel global el cibercrimen le costó a las empresas un promedio de 4.35 millones de dólares anuales, mientras que el Informe Anual de Amenazas de Unit 42 indica que los costos de rescate de información comprometida se incrementan 144% cada año.
Estas cifras son especialmente relevantes en el contexto latinoamericano, pues un estudio de Veeam indica que 76% de las organizaciones de la región experimentan al menos un ataque al año. De esa cifra, 24% no pudieron recuperar los datos cifrados ni siquiera mediante el pago de un rescate, por lo que las afectaciones no son únicamente económicas, sino en toda la operación de la organización.