Esto no significa que la Gen Z no crea en nada o en nadie, destaca el reporte, sino que más bien recurren a comunidades conformadas por influencers y nuevas tecnologías que en figuras públicas como la policía, los periodistas o los políticos. En este sentido cabe recordar la serie de videos que Luisito Comunica hizo en favor del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y su estrategia de seguridad en ese país.
Prusky menciona que, por lo tanto, una buena estrategia de influencers no se basa únicamente en si estos tienen muchos seguidores o no, sino también en el impacto que puede tener con sus audiencias tomando en cuenta características específicas de los productos.
Por otra parte, la tendencia del microinfluencing está ganando terreno sobre los creadores con grandes cantidades de seguidores. De acuerdo con la empresa de consultoría HypeAuditor, los pequeños creadores tienen una ventaja importante al generar más enganche que cualquier otro nivel de influencer, pues son quienes más comprenden a sus seguidores debido a contar con audiencias altamente enfocadas.
Otro de los cambios importantes que se están dando en el sector proviene de los desinfluenciadores, es decir, aquella porción de los creadores que tienen una mayor preocupación y conciencia en torno al impacto de sus contenidos en ámbitos sociales o de medio ambiente.
Como su nombre lo indica, el propósito de esta tendencia es “desinfluenciar”, desincentivar la compra de productos o servicios que consideran excesivos, muy caros, innecesarios y motivan la adquisición de otras alternativas responsables con el medio ambiente o con sus ámbitos inmediatos.