Publicidad
Publicidad

La IA ya elige espermatozoides y hace más efectiva la reproducción asistida

La tecnología cambia cómo concebimos y quiénes pueden hacerlo. Ahora, un sistema de IA desarrollado por un mexicano podría acercar el sueño de tener descendencia.
vie 01 agosto 2025 05:55 AM
Ya no basta con ser el espermatozoide más rápido: la IA decide cuál fecundará el óvulo
La diferencia clave está en la estandarización, precisión y escalabilidad. Mientras que en un laboratorio tradicional el resultado puede variar según el embriólogo, la hora del día o la carga de trabajo, un sistema automatizado garantiza consistencia absoluta en cada paso del proceso.

En México, más de 1.5 millones de parejas viven con un diagnóstico de infertilidad, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Y aunque los tratamientos de fertilización in vitro (FIV) representan una esperanza para algunas de las personas que enfrentan dificultades reproductivas, el acceso a ellos sigue restringido por factores como el costo o la disponibilidad de especialistas.

La inteligencia artificial (IA) comienza a tomar un espacio en el mundo de la medicina reproductiva. Su aplicación en laboratorios de FIV busca mejorar la precisión de los procedimientos, reducir errores humanos y, eventualmente, disminuir los costos asociados.

Uno de los ejemplos es el laboratorio automatizado desarrollado por Conceivable Life Science, fundado por el médico mexicano Alejandro Chávez-Badiola. Su sistema Aura automatiza tareas clave del tratamiento FIV, como la selección de espermatozoides, la inyección intracitoplasmática (ICSI) y el monitoreo de embriones.

Publicidad

En lugar de depender exclusivamente de la pericia del embriólogo, Aura utiliza algoritmos para analizar miles de espermatozoides simultáneamente, identificar patrones de movimiento y realizar procedimientos con precisión robótica.

“Nuestro objetivo con Aura es poder reducir errores, optimizar recursos, y mantener estándares que antes solo estaban al alcance de los mejores laboratorios del mundo”, explicó en entrevista Chávez-Badiola, también fundador de Hope IVF, una red de clínicas de fertilidad.

La IA ya se ocupa en el campo de la reproducción asistida para, por ejemplo, diseñar protocolos de estimulación ovárica adaptados a cada paciente, optimizando la dosis y el momento de administración de medicamentos, así como el análisis de grandes volúmenes de datos clínicos (historial médico, análisis hormonales, imágenes, etc.) para identificar patrones que podrían pasar desapercibidos para el ojo humano.

¿Cómo funciona la FIV con IA contra un tratamiento tradicional?

En el caso de Aura, la innovación está en que se automatizó todo el proceso ICSI. De acuerdo con Chávez-Badiola, la FIV involucra más de 200 pasos técnicos en laboratorio. Desde seleccionar espermatozoides y óvulos, fecundarlos, cultivar los embriones y transferirlos, hasta monitorear su desarrollo. Cada una de estas acciones depende de un embriólogo.

Armando Roque Sánchez, director regional de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Red Lara) explicó que, de manera general, el proceso inicia con la selección del espermatozoide. El embriólogo coloca una muestra de semen bajo el microscopio y, con base en su entrenamiento y experiencia, observa el comportamiento de los espermatozoides en movimiento. Evalúa cuál parece moverse más rápido, cuál tiene mejor forma (morfología), y cuál podría tener mayores probabilidades de lograr una fecundación exitosa.

Es decir, que hasta este punto del proceso no hay medición digital ni análisis automatizado: todo se basa en su juicio visual. Este es justamente uno de los principales escenarios en los que la IA puede hacer una diferencia radical gracias al análisis de miles de espermatozoides.

Publicidad

Una vez elegido el espermatozoide, el embriólogo debe inmovilizarlo para poder introducirlo en el óvulo. Para ello, generalmente se rompe manualmente la cola del esperma, con la punta de una microaguja. Esto detiene su movimiento sin matarlo, pero si se hace de manera incorrecta, puede dañar el esperma o afectar la posterior inyección.

Luego, el embriólogo toma el espermatozoide inmovilizado con una microaguja especial e inicia el paso más delicado del procedimiento: la inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI). Con la ayuda de un micromanipulador, debe perforar la membrana externa del óvulo e inyectar el esperma dentro, sin dañar la estructura celular. Este procedimiento se repite tantas veces como los óvulos disponibles tenga la paciente. Un embriólogo puede llegar a realizar decenas de estas inyecciones en una sola jornada.

El trabajo no termina ahí, tras la fecundación, los embriones deben ser cultivados durante cinco días, durante los cuales el embriólogo los observa periódicamente, interrumpiendo el ambiente de incubación cada vez que los extrae para evaluar su desarrollo.

Roque Sánchez señala que los embriólogos son profesionistas altamente calificados, pero reconoce que su trabajo está sujeto a fatiga, variabilidad y error humano.

Con un sistema automatizado como Aura, estos pasos se realizan de manera robótica y estandarizada. La IA analiza de forma computacional miles de espermatozoides simultáneamente, mide su velocidad y reconoce patrones de movimiento asociados con altas tasas de éxito. La inmovilización se hace con un disparo láser preciso, y la inyección intracitoplasmática se ejecuta con una aguja robótica que penetra el óvulo con la misma presión, velocidad y ángulo cada vez, eliminando la variabilidad humana.

Además, los embriones permanecen en incubadoras cerradas equipadas con cámaras que monitorean su evolución las 24 horas, sin necesidad de abrir los platos ni alterar el entorno. Esto mejora las condiciones de desarrollo y permite obtener una enorme cantidad de datos para futuras mejoras clínicas.

La diferencia clave está en la estandarización, precisión y escalabilidad. Mientras que en un laboratorio tradicional el resultado puede variar según el embriólogo, la hora del día o la carga de trabajo, un sistema automatizado garantiza consistencia absoluta en cada paso del proceso.

Publicidad

Ya hay bebés de la FIV con IA

Los primeros ensayos clínicos realizados por Conceivable arrojaron datos alentadores. En un primer estudio con 41 pacientes, lograron 21 embarazos, de los cuales ya nacieron 18 bebés. La tasa de embarazo en curso fue del 55%.

De acuerdo con Miguel Ángel Estrada Maldonado, jefe clínico de biología de la reproducción humana en Clínicas Reina Madre, a nivel global, la tasa de éxito varía entre 30% y 50%, dependiendo de factores como la edad, tiempo de infertilidad, el diagnóstico específico, entre otros.

Conceivable está llevando a cabo un segundo estudio clínico en la Ciudad de México. Aunque aún están en fase de recolección de resultados, ya registraron embarazos y siguen en búsqueda de pacientes a quienes ofrecerles este tratamiento de manera gratuita. En esta prueba participa Reina madre.

“Es importante decir que esta es la primera vez en la historia que se intenta una automatización completa en este campo. Estamos no solo replicando lo que ya se hacía, sino estableciendo una nueva plataforma para la investigación clínica sin el ‘ruido’ de la variabilidad humana”, señaló Chávez-Badiola.

Además, aunque los tratamientos con IA aún están en fase de prueba, Conceivable estima que a futuro el uso de esta tecnología podría reducir el costo total de un tratamiento de FIV en al menos 30%. En México, el precio de este procedimiento puede oscilar entre 80,000 y 150,000 pesos por ciclo, con base en precios públicos de clínicas privadas mexicanas.

Pero esta tecnología no solo pretende mejorar procesos, también tiene el objetivo de liberar tiempo para que los especialistas se enfoquen en aspectos humanos: acompañar emocionalmente, diseñar tratamientos personalizados, analizar datos clínicos o detectar patrones de fallos.

“Un robot no se cansa, no se distrae, no comete errores de fatiga. Eso nos permite ofrecer tratamientos más consistentes, pero también más humanos”, consideró Chávez-Badiola.

Además de las parejas con diagnóstico de infertilidad, aquellas personas solteras o parejas del mismo sexo también pueden beneficiarse de este tipo de procedimientos, señaló Roque, por lo que consideró que alternativas como la automatización podrían tener un impacto mayor.

Sin embargo, los avances tecnológicos no resuelven todos los desafíos. Uno de los más grandes es la falta de educación en salud reproductiva, consideró Roque, quien refirió que muchas personas desconocen que a partir de los 35 años, la fertilidad comienza a descender de forma acelerada. O que pueden congelar óvulos y esperma para preservar su fertilidad a futuro.

“Nos enseñaron a no embarazarnos, pero no a que tal vez no podríamos hacerlo más adelante. Hoy el 76% de quienes buscan un tratamiento de FIV tiene más de 35 años”, dijo Roque.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad