En 2026, la defensa reactiva quedará obsoleta, según la empresa. La tendencia apunta hacia modelos predictivos, capaces de anticipar amenazas, verificar identidades en tiempo real y simular escenarios de ataque antes de que ocurran. La IA deja de ser solo una herramienta ofensiva para los ciberatacantes y se convierte también en el principal escudo de las organizaciones.
“En los últimos dos años, la IA dominó todas las conversaciones, pero ahora está evolucionando hacia un cambio real y tangible. Los líderes pueden pausar o actuar y quienes actúen marcarán el ritmo de la próxima década”, afirmó Diego Tártara, CTO global en Globant.
Consolidación, talento y complejidad
Tom Evans, CPO de Cloudflare, señala que otro eje clave será la consolidación. La proliferación de herramientas SaaS y soluciones de seguridad ha creado entornos inmanejables, con altos costos y brechas de visibilidad. En respuesta, en 2026 los partners y proveedores se moverán hacia arquitecturas integradas que aseguren entornos completos, no aplicaciones aisladas.
“En México, las empresas tienen en promedio entre 45 y 50 proveedores distintos de redes y seguridad. Agregar otra ‘caja’ no resuelve el problema”, expresó en entrevista Carlos Torales, vicepresidente de Cloudflare Latinoamérica.
La prioridad será simplificar, integrar y automatizar, en un contexto donde la velocidad de respuesta es crítica. La experiencia técnica se convertirá así en la principal moneda de competitividad. Los partners que puedan desplegar arquitecturas seguras, listas para IA y multinube, serán los que ganen relaciones de largo plazo.
Las tendencias convergen en una idea central: en 2026 la ciberseguridad dejará de ser un área aislada para convertirse en una capa transversal de toda la economía digital. Con más de 750 millones de aplicaciones de IA proyectadas para el próximo año, mayor presión sobre la infraestructura y ataques cada vez más volumétricos y automatizados, proteger datos, identidades y operaciones será inseparable de innovar.
“Estamos en una nueva era vinculada a Inteligencia Artificial y automatización”, concluye Carlos Torales. “Los ataques ya son volumétricos y expansivos. La carrera no es solo tecnológica, es estratégica”.
En ese contexto, el desafío para las organizaciones no será decidir si adoptan IA, sino si están preparadas para defenderse en un entorno donde este elemento, para bien o para mal, se ha convertido en el nuevo campo de batalla.