¿Subir el precio a las bebidas azucaradas, bajará su consumo?
Ya sea en Colombia, en Sudáfrica, en Francia o en India, los gobiernos exploran si gravar las bebidas azucaradas sirve para reducir los índices de obesidad. ¿Estas multas sirven para evitar que la gente compre bebidas dulces?
Aumentar un poco el precio de las bebidas azucaradas en una de las cadenas de restaurantes de Reino Unido probablemente haya contribuido a la reducción de sus ventas, según un estudio que se publicó en el Journal of Epidemiology & Community Health.
Jamie's Italian, una cadena del célebre chef Jamie Oliver, presentó su propia campaña de salud en septiembre de 2015. Además de agregar 10 centavos de libra esterlina (alrededor de 2.34 pesos) al precio de las bebidas azucaradas, la cadena ofreció nuevas bebidas con menos azúcar y rediseñó su menú.
Luego de que se implementara el sobreprecio, la venta de bebidas azucaradas en la cadena de restaurantes se redujo en un 11% por cliente durante las primeras doce semanas, de acuerdo con los investigadores. En un lapso de seis meses posteriores a la imposición del gravamen, la cantidad de bebidas dulces vendidas por cliente bajó en un 9.3%.
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"Gravar el azúcar es actualmente una política extremadamente popular para combatir los índices de obesidad y mejorar la dieta de la población", dijo Steven Cummins, autor principal del estudio y profesor de Salud de la Población en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. "De hecho, hay muy pocas pruebas de que funcione en la práctica. Solo hay un par de estudios en los que se evalúa el impacto de esta clase [de impuesto] en la vida real, en clientes reales".
Cummins y sus colegas analizaron la campaña de salud de Jamie's Italian con el fin de mejorar su base de conocimientos.
'El gordo de Europa'
El consumo de bebidas azucaradas, incluidos los refrescos que no son de dieta, los jugos de sabor y algunas bebidas deportivas, se relaciona con la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y las caries.
En Reino Unido, las bebidas azucaradas podrían ser responsables de la mitad de consumo excesivo de calorías al día en el caso de niños; uno de cada cuatro adultos británicos es obeso, según un informe que Naciones Unidas publicó en 2013 . En ese mismo informe, se determinó que las tasas de obesidad en adultos han aumentado más de tres veces en las pasadas tres décadas.
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido publicó en 2015 sus inquietudes respecto a que el país se ha vuelto "el gordo de Europa". Poco después, la cadena Jamie's Italian decidió, según su sitio web, "crear consciencia sobre la cantidad de azúcar que contienen ciertos refrescos y hacer pensar a la gente en su consumo de azúcar, particularmente el de sus hijos" al agregar 10 centavos de libra a su precio. Se aclaró que las ganancias que se obtuvieran de la alza del costo se donarían a The Children's Health Fund , en apoyo a los programas destinados a mejorar la salud y la educación alimentaria de los niños.
Cummins dijo que ni él ni sus colegas "tuvieron control del diseño ni de la implementación" de la intervención de Jamie's Italian. El restaurante creó e implementó por su cuenta el sobreprecio, hizo cambios a su menú para explicar el nuevo precio, introdujo bebidas de fruta mezclada con agua y creó materiales promocionales.
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"Jamie Oliver también transmitió un documental de una hora unos días antes de que se aplicara el sobreprecio", agregó Cummins. "Así que hubo bastante cobertura mediática".
El incremento en el precio podría considerarse una "intervención" compleja con un elemento económico, en combinación con componentes no físicos, de acuerdo con los investigadores.
Al analizar las cifras de ventas antes y después de la intervención, Cummins y sus colegas calcularon la cantidad promedio de bebidas azucaradas que se vendieron por cliente en 37 restaurantes Jamie's Italian. En los 12 meses anteriores, se vendió un total de 2 millones 058,581 bebidas no alcohólicas; el 38% (775,230) eran bebidas azucaradas.
El incremento de 10 centavos a las bebidas azucaradas se relacionó con un decremento significativo en las ventas por cliente; las reducciones más importantes ocurrieron en restaurantes con ventas más altas de bebidas azucaradas por cliente, según los resultados.
Podría ser que los clientes hayan optado por beber agua u otra clase de bebidas, posiblemente jugos de fruta; los adultos incluso pudieron haber optado por pedir bebidas alcohólicas, de acuerdo con Cummins. "No sabemos exactamente con qué las sustituyeron; supongo que principalmente con agua".
Se necesita un periodo de seguimiento más largo para evaluar si estos efectos se mantendrán, señalaron los investigadores. "De hecho es una intervención realmente sencilla y no hay razón por la que otras cadenas de restaurantes no puedan implementar esta intervención", dijo Cummins. "No se necesita hacer cambios importantes ni incurrir en gastos".
Una vez dicho esto, su experiencia con Jamie's Italian indicó que no hubo consecuencias económicas negativas. "Puede haber cierto impacto económico y no sabemos cuál podría ser, pero probablemente no sea grande", explicó Cummins. "Puede ser que otra clase de cadenas que venden alimentos diferentes tengan un impacto más grande en el sentido económico"… pero esto es "bastante improbable".
Cambios menores
"En este estudio intervienen muchas cosas", dijo Jayson L. Lusk, profesor y director del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad Purdue, quien no participó en la investigación ni en el análisis.
"Es difícil concluir que el cambio en el precio de las bebidas azucaradas es la principal razón de los cambios que se observan", dijo Lusk, quien señaló que el consumo de agua embotellada y de refrescos de cola de dieta se redujo más o menos en la misma proporción que el de las bebidas azucaradas una vez que se implementó el sobreprecio. Por otro lado, las bebidas que se agregaron después del aumento de precios suman una "confusión" al experimento, es decir, un elemento que perturba y hace más confusos los resultados.
En general, las investigaciones anteriores sobre este tema indican que dichos gravámenes tienen efectos menores en el consumo de las bebidas gravadas y que la gente simplemente las sustituye con otras bebidas y alimentos ricos en calorías y sin gravámenes, señaló Lusk.
Entonces ¿los gravámenes a las bebidas azucaradas pueden reducir el consumo de bebidas azucaradas? "Sí, en una proporción pequeña", dijo. "Pero es diferente a decir que los gravámenes a las bebidas azucaradas reducen la ingesta de calorías. También hay literatura que indica que estos gravámenes tienden a ser retrógradas y que afectan a los hogares de menores ingresos y no tanto a los de mayores ingresos", señaló Lusk.
Jason M. Fletcher, profesor de Administración Pública y Sociología de la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, dijo que algunos de los resultados del nuevo estudio indican "una debilidad general en el análisis". Fletcher no participó en el nuevo estudio.
Fletcher señaló que tras la intervención, se redujeron las ventas de toda clase de bebidas respecto a antes de las intervención y que los autores no estimaron correctamente en su análisis los efectos del gravamen de 10 centavos en cada bebida.
"En nuestros propios estudios, hemos encontrado bases para los efectos de la sustitución en Estados Unidos, en donde el incremento a los impuestos a los refrescos tuvo dos efectos: (1) menor consumo de refrescos; y (2) mayor consumo de otras bebidas ricas en calorías", explicó Fletcher. "La combinación de estos efectos no produjo mejoras en la salud".
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De este lado del Atlántico, los estadounidenses consumen en promedio más de 150 litros de bebidas azucaradas per cápita cada año.
"En Inglaterra no se han propuesto impuestos al azúcar, pero en proyectos de ley que se implementarán el año próximo hay una propuesta del Tesoro de Su Majestad para implementar un impuesto del 20% al azúcar a los productores y fabricantes de bebidas azucaradas… no al consumidor, sino a los mismos productores", dijo Cummins. Algunos de los productores principales anunciaron que reformularán sus productos para evitar el impuesto.
"Así que, en cierto sentido, esta política ya ha tenido efectos porque ha persuadido a las empresas a reformular sus productos con el fin de evitar los costos adicionales que se les impondrán", explicó Cummins.
"En el sistema alimentario en general hay varios tipos de respuestas diferentes", dijo; agregó que espera estudiar estas respuestas. "Nos interesa capturar esta clase de efectos a lo largo de todo el sistema".