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El legado de Gustav Klimt y su sempiterno “Beso”

El pintor, como las otras luminarias del modernismo vienés, será recordado por sus notables hazañas de expresión artística e intelectual.
sáb 10 marzo 2018 07:10 AM
"El beso" de Gustavo Klimt
"El beso" de Gustavo Klimt "El beso" de Gustavo Klimt (Foto: Gustav Klimt (Image via Wikipedia Commons))

En un exclusivo suburbio en Viena se encuentra una elegante residencia que alguna vez fue el estudio de Gustav Klimt. A 100 años de la muerte del pintor, una visita al sitio nos revela cómo vivió y trabajó el artista.

Ahora conocido como la Villa Klimt, el edificio ha sufrido cambios significativos desde su construcción a principios del siglo XX.

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En el interior, sin embargo, las habitaciones han sido restauradas a su diseño original según fotografías históricas. Los bocetos de Klimt, las estampas japonesas en madera y las esculturas africanas conviven con muebles reproducidos estilo Art Nouveau.

El estudio original, inundado con la luz del jardín exterior, permite imaginar al artista trabajando. La larga bata de Klimt, de color azul marino, está tendida sobre la cama que él tenía allí. Una foto del pintor, tomada en 1912, lo muestra sonriendo mientras sostiene a uno de sus amados gatos.

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También se exhiben reproducciones de dos de las obras más conocidas de Kilmt, aunque ninguna puede igualar la fama mundial de "El beso".

Un legado artístico

"El beso" se ha convertido en una de las obras de arte más reconocidas del mundo. Resguardada en el Museo Belvedere de Viena, a pocos kilómetros de la Villa Klimt, la obra atrae a cientos de miles de visitantes cada año.

El museo está preparando un programa de eventos para conmemorar el centenario de la muerte del pintor. Viena también se ha unido al homenaje, al otro lado de la ciudad, decenas de exposiciones sobre Klimt y su obra están en marcha o programadas para llevarse a cabo.

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Pero la vida del pintor no es la única que Viena celebra este año. Otros tres gigantes que definieron la era de Wiener Moderne (o "modernismo vienés"), el arquitecto Otto Wagner y los artistas Egon Schiele y Koloman Moser, también fallecieron en 1918.

Los cuatro dejaron un sustancial legado en lo que ya era un vibrante centro artístico. Con todo, es Klimt quien ha demostrado ser el más rentable. Aunque "El beso" no se ofertará en venta en el corto plazo, otras obras del pintor han alcanzado enormes precios en los últimos años, según Franz Smola, comisario del Belvedere.

Adele Bloch-Bauer II
Por Gustav Klimt.

"Las obras de Klimt siempre han estado clasificadas en las categorías de precios más altas, esto ya ocurría en vida del artista", dijo en una entrevista por correo electrónico. "Los retratos de Klimt eran extremadamente caros (y) ningún otro pintor, incluso bajo los estándares europeos, podía cobrar tales sumas por los retratos. Pero estos precios, por supuesto, no se comparan con las sumas actuales que los compradores están dispuestos a pagar por sus obras en las subastas”.

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"Pero no es solo el éxito financiero lo que importa. Sus pinturas satisfacen, obviamente, un deseo de romanticismo y una estética refinada que encontramos, en particular, en los retratos y pinturas de paisajes de Klimt".

En 2016, Oprah Winfrey vendió la obra de 1907 "Retrato de Adele Bloch-Bauer II" por 150 millones de dólares (mdd), y había pagado menos de 90 mdd por ella en 2006. Solo unos meses antes, el multimillonario inversor ruso Dmitry Rybolovlev vendió “Serpientes de Agua II "a un coleccionista privado por 170 mdd.

De la controversia al éxito mundial

Nacido a las afueras de Viena en 1862, Klimt fue el segundo hijo de un grabador de oro (que sin duda fue una influencia clave en la llamada "etapa dorada" del artista, en la que utilizó pan de oro en muchas de sus pinturas). Después de la universidad, él y su hermano trabajaron en varias comisiones de arte, que incluyeron techos y murales en edificios públicos como iglesias, teatros y el Kunsthistorisches Museum de Viena.

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Las muertes del hermano y del padre de Klimt, ambas acaecidas en 1892, tuvieron una profunda influencia en su trabajo. Empezó a rechazar el estilo clásico que le había valido la aclamación a favor de un enfoque más personal. Con el tiempo renunció a la conservadora Asociación de Artistas de Viena y, junto con varios artistas afines, fundó el Movimiento de Secesión de Viena en 1897.

Año 1902
Una imagen de Gustav Klimt.

En 1900, Klimt exhibió un nuevo mural polémico, "Filosofía". La primera de tres pinturas creadas para el Gran Salón de la Universidad de Viena, presentaba figuras desnudas y un simbolismo oscuro, causando indignación entre el personal de la universidad que presentó una petición contra la obra de arte por su naturaleza supuestamente pornográfica.

En todo caso, la controversia ayudó a la causa de Klimt. Los murales rechazados se mostraron posteriormente en París, donde uno de ellos, "Medicina", ganó el Gran Premio en la Feria Mundial. Este éxito marcó el comienzo de la "estapa dorada" de Klimt, durante la cual produjo las obras que lo convirtieron en un artista de talla mundial.

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Entre ellas estaba el célebre "Retrato de Adele Bloch-Bauer I", expropiado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos años después, la sobrina de Bloch-Bauer, Maria Altmann, hizo una campaña exitosa para que regresara a la familia. En 2006, su familia vendió el cuadro en una subasta al magnate de los cosméticos Ronald Lauder por 135 mdd, fue la pintura más cara del mundo en ese momento.

Nace una obra maestra

El pináculo de la etapa dorada llegó en 1908, cuando Klimt terminó "El Beso". Representando a dos amantes engarzados en un abrazo, la obra fue comprada por el gobierno de Austria el primer día que se exhibió por una suma exorbitante para esa fecha de 25,000 coronas (alrededor de 185,000 dólares en dinero actual, según Franz Smola). El historiador de arte Alfred Weidinger ha sugerido que la obra representa a Klimt con su entonces novia, Emilie Flöge, pero no hay consenso sobre la identidad de los amantes.

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Ver la pintura en persona en el museo Belvedere es una experiencia extraordinaria. Con una dimensión de casi 2 por 2 metros, es un trabajo notable, mucho más imponente de lo que muchos visitantes podrían anticipar. Sin embargo, a pesar de la fama de la pintura y la aclamación popular, rara vez la asaltan hordas de turistas, lo que permite que el espectador disfrute de su esplendor.

Una mirada
Un plano interior de la villa de Klimt, a pocos kilómetros del Belvedere.

Como gran parte del trabajo de Klimt, "El beso" es innegablemente erótico, pero también es profundamente tierno. Inspirada en los mosaicos japoneses y el atractivo universal del amor romántico, la pintura utiliza la distintiva hoja de pan de oro del artista con un efecto que nos deja perplejos.

"El beso encarna los sentimientos de ternura y amor y habla a todas las generaciones de personas", dijo Smola.

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Klimt murió de un derrame cerebral, a la edad de 55 años, aproximadamente una década después de pintar "El beso". Pero él, como las otras luminarias del modernismo vienés, será recordado por sus notables hazañas de expresión artística e intelectual.

Un siglo después de su muerte, el legado de Klimt vive más rotundamente que nunca.

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