¿Por qué es tan desesperante una cortadita con papel en los dedos?
Considera, por un momento, la cortada que inflige el papel. Sucede repentina e inesperadamente, justo cuando finalmente le pones atención a la tarea que habías pospuesto.
Recuerda esa sensación de alivio, al terminar esa nota de agradecimiento a tu tía por el suéter que te envió hace tres meses cuando, en el momento crucial, las manos te fallan en la tarea familiar y el borde del papel penetra tu carne. Luego dolor: puro y agudo, lo-único-que-importa-ahora. A veces hay un momento, entre la conciencia y el dolor, cuando negocias con el destino, con la esperanza de que lo que acaba de pasar no haya pasado. Pero allí está la cortada y la sangre necesita atención.
Físicamente las cortadas con papel duelen demasiado por una variedad de razones. Por lo general ocurren en partes de nuestro cuerpo que son las más sensibles, como los dedos, los labios o la lengua. Las redes nerviosas que aquí se encuentran pueden discriminar con excepcional claridad y especificidad, sensaciones de presión, calor, frío y dolor.
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Nuestros cerebros tienen áreas especializadas para recibir señales provenientes de estas partes en alta definición. Las exquisitas habilidades sensoriales que hacen que nuestros dedos, labios y lengua sean tan buenos en lo que hacen también causan que las lesiones sean aún más dolorosas.
Y resulta que estas mismas áreas altamente sensibles son partes que utilizamos todo el tiempo. Los cortes en los dedos, los labios y la lengua tienden a reabrirse durante el día, condenándonos a revivir el dolor una y otra vez.
Asimismo, la poca profundidad de la herida resulta perfecta para exponer y excitar las fibras nerviosas de la piel sin dañarlas, mientras que una lesión más profunda y destructiva puede dañar gravemente estas fibras y afectar su capacidad para comunicar el dolor. Con una cortada de papel las fibras nerviosas se encienden y están en pleno funcionamiento.
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Cómo detener el dolor?
Como médico de familia puedo recomendar algunas formas prácticas de minimizar la incomodidad de una cortada de papel:
Primero lava la herida lo antes posible con agua y jabón. Esto reducirá la posibilidad de infección y ayudará a que se cure rápidamente. Mantén la herida limpia y, si es posible, por unos días cúbrela con un curita o apósito como protección y para evitar que se reabra.
Aunque los efectos físicos de una cortada de papel son una verdadera molestia me fascina la respuesta mental y emocional a la cortada. Si bien las lesiones mayores, como accidentes automovilísticos con pérdida de extremidades o parálisis, han inspirado una investigación importante y continua sobre sus efectos psicológicos, las lesiones accidentales menores no han recibido similar atención, y está bien. Hay problemas más urgentes que la cortada de papel que requieren investigación.
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Pero, por un momento, piensa en los sentimientos que te han despertado esas cortadas infligidas por el papel: sorpresa de que el acto mundano de lamer un sobre pueda provocar una lesión (¡y tanta sangre!); vergüenza de que tu cuerpo no haya coordinado una tarea tan simple (¿por qué siempre me pasa esto a mí?); enojo por lastimarte (¡arrrgh!); ansiedad de que vuelva a suceder (¡todavía tengo 200 sobres más!). Las cortadas de papel son triviales, pero pueden invocar una respuesta emocional compleja.
Las cortadas de papel nos recuerdan que no importa cuántas veces hayamos realizado una tarea simple, podemos lastimarnos accidentalmente. Si eso nos hace un poco más empáticos con los dolores de nuestro vecino, y un poco más humildes, entonces tal vez las cortadas de papel también nos sirvan de algo. Tal vez.
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Gabriel Neal es profesor clínico de medicina familiar en la Universidad Texas A&M.
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