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OPINIÓN: ¿Es correcto inculcar el activismo en los niños?

Los padres no deben evitar las conversaciones políticas con los niños aunque los niños no estén del todo preparados para ello, comenta Elissa Strauss.
dom 28 octubre 2018 07:02 AM

(CNN) - Las secciones infantiles en las librerías suelen estar decoradas con elementos fantásticos. He visto muchas vestidas de casas del árbol o de castillos, con torres de cartón sobre los libreros. Sin importar cuál sea el tema, el efecto es el mismo: se da a entender a los niños que los libros son una oportunidad para escapar de la realidad y de sus muchas limitaciones.

Pero a últimas fechas, los libros en exhibición han dado un mensaje diferente. La literatura infantil, como todo lo demás, se ha politizado cada vez más y ha adoptado un enfoque duro en el aquí y el ahora. Puedo comprar un libro titulado A is for Activist (Con A de Activista) para mi niña de tres años y para mi otra hija, que va en el kínder, hay toda una avalancha de títulos para elegir, incluido el nuevo What Can a Citizen Do? (¿Qué puede hacer un ciudadano?), de Dave Eggers.

La igualdad de género, el racismo, la pobreza, los derechos de los inmigrantes, la participación ciudadana… todo está ahí, compitiendo con los castillos anacrónicos y el follaje de fantasía por la relevancia.

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Tenemos un par de libros de estos y aunque aprecio las lecciones históricas y sociológicas que contienen algunos de estos libros, me siento indecisa sobre su aplicación.

Sí, quiero que mis hijos entiendan la injusticia y los mecanismos a través de los que persiste. Quiero que sean capaces de identificar si alguien los está tratando a ellos o a sus amigos con mezquindad y que tengan las herramientas para rechazarlo. Más que nada quiero que sepan que todos tenemos la responsabilidad de reparar lo que está roto en nuestro mundo.

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Pese a todo, y pese a que he pasado gran parte de mi vida profesional promoviendo el cambio, dudo a la hora de mezclar a los niños con el activismo. Mi mayor temor es su certeza. No quiero que crezcan seguros de su rectitud y de que si ellos son los buenos, pues los demás han de ser los malos. Me preocupa lo tribal que se está volviendo Estados Unidos, la degradación de nuestro discurso cívico y la forma de pensar radical, de "nosotros contra ellos", que se ha abierto camino en los debates, grandes y pequeños. Escucho a niños de tres años decir que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un "monstruo"; aunque no soy fan de sus políticas ni de su conducta, me pone la carne de gallina. De verdad no quiero perpetuar esto una generación más.

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En mi opinión, un buen activista debe tener confianza, pero debe estar dispuesto a escuchar; debe ser capaz de distinguir lo correcto de lo incorrecto y de reconocer las subjetividades y los matices. ¿Los niños son capaces de esto?

Los padres deben poner el tono

Los padres no deben evitar las conversaciones políticas con los niños aunque los pequeños no estén del todo preparados para ello, de acuerdo a Gail Saltz, profesora asociada de Psiquiatría de la Escuela de Medicina Weill-Cornell del New York-Presbyterian Hospital.

"Preferirías esperar a que el niño tenga el desarrollo y la capacidad para entender los matices y las zonas grises. El problema es que como el material está tan expuesto, se enteran de todo de todas formas", dijo Saltz.

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Cuando dejas la educación política de tus hijos en manos de un compañero de clase que dice que el presidente es un "monstruo", "no tienes la voz que guía este aspecto del desarrollo de su brújula moral y de su sistema de valores".

Es poco probable que los compañeros o la prensa les enseñen a los niños a entender los matices, explicó Saltz. Así, los padres tienen que ser la primera y única línea de defensa cuando se trata de educar a los hijos para acercarse a la política con sensibilidad y apertura. Esto puede transmitirse tanto en la forma en la que hablamos de política como en la clase de activismo que inculcamos en nuestros hijos. Llevarlos a una marcha respetuosa puede ser una oportunidad significativa y transformadora de aprender. Una marcha iracunda podría hacerlos sentir perturbados e indefensos.

Niños activistas

Campbell Remess

Campbell Remess

Cuando se dio cuenta de que comprar regalos para todos los niños que se encontraban en el hospital de su localidad, Remmess comenzó a coser osos de peluche a mano para regalarlos. Cuatro años después, ya fabricó 1,200 peluches e incluso ha subastado algunos para enviar a chicos enfermos de vacaciones junto con sus familias.
Young Wonders/ CNN
Sidney Keys

Sidney Keys

Este niño decidió compartir su amor por la lectura a través de un club que resalta la cultura y literatura afroamericana. Los chicos de entre 8 y 12 años se reúnen una vez al mes para discutir un libro destacado sobre esta cultura.
Meghan Dunn/CNN
Christina Li

Christina Li

En 2015 Christina creó el Hello World, un campamento anual de informática para niñas de secundaria. En él enseña desarrollo web, programación, creación de apps y robótica. Las estudiantes interactúan con mujeres de la industria a través de videoconferencias.
Robert Humphreys/CNN
Haile Thomas

Haile Thomas

Luego de ser diagnosticada con diabetes, Haile creó The HAPPY Organization, donde un grupo de especialistas brindan clases sobre nutrición a través de campamentos, clases y eventos comunitarios.
Young Wonders/ CNN
Ryan Hickman

Ryan Hickman

Este apasionado del reciclaje ha hecho un próspero negocio de reciclaje en el condado de Orange, en Esatdos Unidos. Hasta la fecha ha recaudado más de 275 mil latas y botellas.
Young Wonders/ CNN

"Desearía que los padres pensaran en cómo ayudar a sus hijos a ver más los tonos de gris, a diferencia de lo que estamos haciendo ahora. Hoy, los estadounidenses están nerviosos y "cuando la gente se pone nerviosa, la defensa es volverse más radical… hay más certeza en ello. Esto también se filtra a los niños. Si sus padres piensan así, es bastante difícil esperar algo diferente del niño", señaló Seltz.

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Hablar de activismo puede servir para inculcar valores

Una forma de inculcar el compromiso cívico sin meterte hasta el cuello en el paradigma de los buenos contra los malos es guiar con valores, no con temas.

La educación política debería ser "de adentro hacia afuera", explicó Alexandra Styron, autora del libro Steal This Country (Róbate este país), una guía de activismo para adolescentes y preadolescentes. "En vez de imponer un sentido de ira o de activismo, primero hay que hablar de por qué nos interesa como familia. Una vez que lo hayamos establecido, ¿qué podemos hacer para que el mundo sea un lugar mejor para nosotros y para los seres que nos interesan?".

Styron, quien tiene dos hijos adolescentes, de 13 y 15 años, dijo que en su casa se centra en la amabilidad, la inclusión y la decencia. Ella y su esposo dejan bien claro que no todos tienen que dedicar su vida a defender esos valores en un entorno político.

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"Les dimos las herramientas y los conocimientos para tomar sus propias decisiones y esperamos que respeten los mismos valores", agregó Styron.

Guiar con valores también les da a los padres la oportunidad de ayudar a sus hijos a entender por qué las personas que están del otro lado piensan y se portan como lo hacen. Como señaló el psicólogo social Jonathan Haidt, nuestras filiaciones políticas suelen centrarse en sistemas de valores diferentes. A los liberales, lo primero que les preocupa es la justicia, mientras que es más probable que los conservadores tomen en cuenta la lealtad y la santidad. Si miramos de cerca estos sistemas de valores junto con nuestros hijos, podríamos ayudarles a entender de dónde viene el otro equipo y a prepararlos mejor para los debates por venir.

Además, los sistemas de valores se pueden adaptar mejor a las etapas de desarrollo que los temas políticos. Mi hijo de kínder tiene una plantilla clara en su vida para la justicia y, en gran medida, es independiente de la virtud. A veces su mejor amigo es injusto, también su maestro lo es e incluso sus padres. No hay buenos ni malos, solo un desfase entre las expectativas y los actos.

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¿Qué hay sobre enseñarles algo de las ideologías contrarias? La observancia del judaísmo en nuestra familia bien podría ser ejemplo de la importancia de la santidad y de por qué a algunas personas les molesta sentir que sus tradiciones están bajo amenaza.

Caroline Paul, autora del libro You Are Mighty (Eres poderoso), una guía de activismo para niños, dijo que el activismo, si se enseña correctamente, puede ayudar a inculcar algunos de esos valores. "El activismo nunca se logra exitosamente por cuenta propia", dijo, tras lo que explicó que cambiar el mundo casi siempre es obra de la colaboración humana. Además, para que sea efectivo, hay que "aprender a comunicarse de forma civilizada con las figuras de autoridad".

"No deberíamos estarles enseñando a los niños a pelear. Deberíamos enseñarles a entrar en contacto", dijo Paul.

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¿Qué significa todo esto para nuestro hijo de kínder y, a final de cuentas, para nuestro hijo pequeño? Seguiremos hablando de los temas, usando el lenguaje de los valores para hablar de cómo nos sentimos al respecto. Explicaremos qué se puede hacer al respecto con un énfasis en la creación, no en la destrucción. En cuanto a qué significará todo esto en la práctica, bueno, tendrán que decidirlo ellos.

Elissa Strauss escribe sobre política y la cultura de la paternidad.

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