(CNN) - Quizás es solo es una coincidencia que las películas de terror se sientan tan potentes en estos días.
En un momento que parece estar fuera de control, cuando incluso los políticamente desconectados han hablado de la era de Trump como un momento aterrador y distópico, los usos inteligentes del horror pueden ser terapéuticos. Son como pequeñas válvulas de escape en la pantalla con una variedad de presiones que hierven a fuego lento en el mundo real.
Ready or Not, la nueva comedia de terror de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, se une a un bloque creciente en ese género de horror con mensajes políticos, específicamente sobre la codicia y los vividores.
"Creo que una de las razones por las que vemos que este tema continúa apareciendo específicamente en las películas de género recientes es que hay mucho trabajo en este momento. Hay muchas personas que solo quieren gritar, hay mucha ira y mucho miedo ", dijo Gillett recientemente a Vanity Fair.
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La premisa de la película es bastante simple, absurda y reveladora: una nueva esposa se une a una familia con tradición en los juegos de mesa, la cual se dice, es "más rica que Dios". Pero, según la tradición familiar, tiene que jugar un juego para terminar de pertenecer. La protagonista intentará evadir al clan rico mientras sus miembros, armados con arcos, flechas y hachas, convierten su extensa mansión en un campo de caza.
Si bien el mensaje de Ready or Not no es nuevo, es oportuno.
Encuestas recientes señalan que los estadounidenses piensan que los que están en el poder no se preocupan por ellos. Una nueva encuesta de NBC y The Wall Street Journal encontró que el 70% de los estadounidenses están enojados "porque nuestro sistema político parece estar trabajando solo para los de adentro con dinero y poder". Esto encaja con Ready or Not, que usa la sátira, la alegoría y montones de sangre para reprender a las élites caprichosas gobernantes que harán cualquier cosa para conservar su poder.
Eso coloca a Ready or Not en un género emergente de películas de terror que también refleja las nociones predominantes de clase y estatus.
Tome "Nosotros", la película de Jordan Peele de principios de este año que advierte contra el cáustico miedo que muchas personas tienen de "El Otro". (En particular, Peele ha mencionado que espera que este mensaje no se pierda en el presidente Donald Trump, si alguna vez nos ve "a nosotros").
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Otro ejemplo, Us, llega a un nivel más profundo. Se trata de una película sobre las distorsionadas comodidades de la riqueza, cuyas trampas muestran la extrema desigualdad alrededor de los miembros de la familia Wilson y sus amigos, la familia Tethered, quienes viven en serpenteantes túneles subterráneos, se alimentan de conejos crudos y literalmente no tienen voz.
Ver Ready or Not o Us es, de alguna manera, ver paralelos temáticos con otras películas colosalmente excelentes de terror o adyacentes al terror, incluida la película de 2017 de Peele, Get Out, que apunta a los liberales y el thriller de 2019, del director surcoreano Bong Joon-ho, Parasite, que ofrece un retrato escalofriante y, a veces, devastador del conflicto de clases.
Las películas de terror proporcionan un vehículo para expresar la mezcla desgarradora de emociones que Gillett mencionó, ya que estas historias actúan como un permiso para abordar realidades frustrantemente rígidas, como la brecha enorme entre ricos y pobres.
Parte del poder de la narración de este tipo de historias es que tienes una audiencia cautiva, dijo Peele a The New York Times en 2017, después del lanzamiento de Get Out. Puedes pasar de contrabando estas situaciones a los gritos.
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En 2019, este modo de expresión parece aún más necesario.
A principios de este mes, aparentemente estimulado en parte por la diatriba de Trump en Twitter sobre una película que creía que no compartiría su política, Universal Pictures archivó (al menos temporalmente) The Hunt, una adaptación del cuento de 1924, The Most Dangerous Game. "La reciente cosecha de películas de terror, de describir a los poderosos, viene con una especie de promesa: aunque no ofrecen soluciones reales, brindan oportunidades para encontrar la comodidad colectiva en tiempos verdaderamente caóticos y desconcertantes.
