Huracán Harvey: Los peligros para la salud de las inundaciones
A pesar de que va desapareciendo la amenaza de inundaciones provocadas por el huracán Harvey, a los residentes de Texas les queda enfrentar varios posibles problemas de salud causados por el agua y por lo que el agua deja atrás.
El Secretario de Salud de Estados Unidos, Tom Price, declaró una emergencia de salud pública en Texas el domingo. Eso significa que el departamento ha puesto en alerta al personal médico adicional de todo el país, listo para brindar ayuda cuando sea necesaria.
Los problemas de salud que la inundación puede traer son tanto físicos como mentales.
Inundaciones insalubres
Las inundaciones son más que simple lluvia. A menudo es agua contaminada con aguas negras y químicos y puede ocultar objetos punzantes de metal o vidrio.
El agua de una inundación también puede transmitir enfermedades. Este es un problema serio en los países en desarrollo donde ya existe cólera, fiebre tifoidea o fiebre amarilla, según la Organización Mundial de la Salud. Ninguna de esas enfermedades es común en Texas, por lo que un brote es altamente improbable.
Pero sí puede ser común que las personas presenten diarrea u otros problemas estomacales si entran en contacto con agua contaminada o si consumen alimentos o bebidas que han estado en contacto. El uso de artículos que han sido sumergidos en dicha agua también puede causar problemas estomacales. Para reducir la infección, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) aconsejan a los padres no permitir que sus hijos jueguen con los juguetes que han estado en contacto con el agua, a menos que se laven bien primero.
La exposición al agua de una inundación puede aumentar el riesgo de erupciones cutáneas, problemas de oído, nariz y garganta y conjuntivitis, pero la Organización Mundial de la Salud dice que ninguno tiende a provocar epidemias. De las 14 grandes inundaciones entre 1970 y 1994, la OMS indicó que la única epidemia de enfermedades diarreicas se produjo en Sudán en 1980. Y el control de enfermedades en Estados Unidos es mucho más avanzado que el de Sudán. El otro riesgo importante es beber agua contaminada, pero nuevamente, la vigilancia en Estados Unidos probablemente minimice ese riesgo.
La infección estomacal o respiratoria ocasional puede ocurrir entre las personas que tienen que permanecer en reducidos cuartos y en grandes grupos, en estrecha convivencia. Ante las inundaciones es más difícil para las personas mantener sus estándares de higiene habituales. Cuando las personas permanecen juntas en refugios en grupos grandes, es fácil que los gérmenes se propaguen.
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Los CDC recomiendan encarecidamente a las personas que se alojan en refugios tener un cuidado especial en lavarse las manos o usar un gel de alcohol para tratar de prevenir el contagio de cualquier enfermedad. Las personas con heridas abiertas también necesitan tener un cuidado extra en mantenerlas cubiertas. El agua contaminada puede provocar fácilmente que una herida se infecte.
Los desafíos por venir
Los médicos suelen recibir más pacientes con infecciones respiratorias después de que las inundaciones retroceden y se le permite a la población regresar a sus hogares. La contaminación generada por las aguas y el moho que crece rápidamente en un ambiente cálido como Texas puede exacerbar el asma o desencadenar alergias.
nullLos CDC aconsejan usar botas de goma y guantes al limpiar las casas. De esta manera se evita el contacto directo con cualquier elemento que haya entrado en contacto con la inundación.
Las paredes, los suelos y cualquier superficie dura que haya entrado en contacto con la inundación (estufas, refrigeradores, encimeras, áreas de juego), deben limpiarse con jabón y agua y desinfectarse con una solución de lejía. Los tejidos deben lavarse en agua caliente o limpiarse en seco. Muebles como camas y sofás tapizados y sillas que se pueden rescatarse deben secarse al sol y luego rociarse con un desinfectante. Las alfombras deben limpiarse con vapor.
Los alimentos y bebidas que han entrado en contacto con las aguas de la inundación deben ser desechados. La FDA sugiere que la gente también tire los medicamentos recetados, incluso los medicamentos que están en sus recipientes originales deben tirarse ya que pueden no ser seguros si han entrado en contacto con agua contaminada.
Agua estancada
Las inundaciones suelen eliminar los mosquitos e interrumpir su reproducción, pero cuando la inundación se detiene, hay un mayor riesgo de enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos como el Zika o el Nilo Occidental. Los mosquitos que transmiten la enfermedad prosperan en el agua estancada y se reproducen rápidamente.
Después de Katrina, los estudios mostraron que las áreas que fueron impactadas directamente por ese huracán vieron un aumento de casos del virus del Nilo Occidental.
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Los CDC sugieren que las personas que están cerca de agua estancada deben tomar precauciones adicionales como usar repelente de insectos con DEET para mantener lejos a los mosquitos.
La salud mental
La mayor preocupación de salud derivada de una inundación, aparte de los peligros inmediatos, puede ser mental, señalan las investigaciones.
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Los huracanes y las inundaciones generan ansiedad, depresión y estrés. Las tormentas pueden exacerbar los problemas de salud mental existentes o crear nuevos problemas.
El estrés es común durante y después de cualquier desastre natural. Eso significa que lloramos con más facilidad, dormimos mal, la preocupación excesiva o el deseo de estar solo puede ser muy fuerte, el pensamiento puede confundirse y puede ser difícil recordar cosas o escuchar a la gente. Y puede ser difícil incluso aceptar ayuda, dicen los expertos.
Algunas personas pueden desarrollar problemas relacionados con los desafíos persistentes asociados con el trastorno de estrés postraumático, pero la mayoría de los afectados se recuperan con el tiempo. Las personas que tienen fuertes lazos con la familia, los amigos y los compañeros de trabajo tienden a recuperarse mejor, por lo que los expertos sugieren prestar mucha atención a esas relaciones para ayudar a acelerar la recuperación.
Quienes presenten problemas mentales persistentes deben buscar asesoría. Si las personas necesitan ayuda inmediata, el Departamento de Salud y Servicios Humanos creó una Línea de Ayuda para asistir a aquellos que luchan con cualquier problema de salud mental como resultado de la tormenta. Es un número gratuito con personal experto: 1-800-985-5990.