¿Qué va a pasar con los empleos en las fábricas de bolsas de plástico?
A pesar de las protestas en contra de la prohibición en el uso de bolsas de plástico, los diputados dicen que no habrá marcha atrás, y con ello miles de empleos penden de un hilo.
Noé Saldaña se encuentra en un dilema: bajar o no la cortina. No es una decisión fácil. Se trata del negocio familiar que, desde 2002, vio en la fabricación de bolsas de plástico una oportunidad para salir adelante.
Con tristeza, recuerda cómo su papá, Lorenzo Saldaña, invirtió todo lo que tenía ahorrado para comprar una extrusora, una bolseadora y una suajadora. Tres máquinas que, en su máxima capacidad, producen a la semana cinco toneladas de bolsa brisada y rayada.
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Durante los 18 años siguientes, su mamá, Guadalupe Rosas, ha fungido como la administradora del lugar, y como la encargada de pagar los sueldos a cinco familias que se fueron incorporando a la plantilla laboral de la microempresa. Hoy, únicamente quedan ocho operadores y un chofer.
“Desde que se dio a conocer la prohibición de la bolsa de plástico en la ciudad, aumentó la incertidumbre entre los empleados. En menos de seis meses, se nos fue gente. Los pedidos ya no son los mismos. Antes, se pedían dos toneladas de material reciclado para la producción semanal y ahora sólo pedimos 300 kilos para fabricar una tonelada de bolsa. Nuestros clientes principales eran distribuidores de la Merced, pero las ventas ya bajaron en un 80%”, explica el todavía director comercial de Bolsas de Plástico Lupita.
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En México, la industria del plástico vale 22,000 millones de pesos y emplea a más de 293,000 personas. De ellas, la fabricación de bolsas y películas de plástico flexible genera más de 44,100 empleos directos, de los cuales 8,270 corresponden a la Ciudad de México, con un valor de producción de 9,000 millones de pesos, según cifras de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico, A.C. (Anipac).
Desde que se prohibieron las bolsas de plástico, la industria trabaja a entre el 10 y el 20% de su capacidad, sobre todo las empresas de la Ciudad de México, Guadalajara y el Estado de México. En total, esta medida afecta a 50,000 empleos en 4,000 compañías de toda la República, indicó este miércoles Aldimir Torres, presidente de la Anipac.
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José del Cueto, presidente de la sección de Fabricantes de Bolsas de Plástico de dicho organismo, asegura que la restricción en la entrega, fabricación y comercialización de este producto es más perjudicial que benéfica, sobre todo para los miles de fabricantes, distribuidores y comerciantes que se están quedando sin empleo.
“Aunque la prohibición se dio en la Ciudad de México, ya se está replicando en otros estados de la República. De modo que, a corto plazo, estimamos con pérdidas del 20 o 30% sólo en el tema de producción y caída de ventas. A su vez, habrá mayor afectación al empleo porque los fabricantes no utilizan máquinas que fácilmente se puedan destinar a otra cosa”, menciona.
De acuerdo con la asociación Inboplast, el plástico reduce cinco veces el uso de agua y su fabricación implica menores costos de producción y venta, mientras que otro tipo de bolsa, como la de papel, se traduce en mayor costo, mayor daño ambiental, y menor rentabilidad para los fabricantes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), sin embargo, afirmó en su último informe de medio ambiente que ha llegado el momento de decirle adiós a este producto. "O nos divorciamos del plástico, o nos olvidamos del planeta", comentó, destacando la cifra de que alrededor de 13 millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año, afectando la biodiversidad, la economía y la salud de las personas.
Cuestión de manejo
Los fabricantes aseguran que no todo es blanco o negro. “Al día, en la Ciudad de México se tiran 13,000 toneladas de residuos. De esta cantidad, las bolsas de los supermercados sólo representan 50 toneladas. Por otro lado, una familia promedio usa cinco bolsas a la semana y las reutiliza para tirar sus residuos. La prohibición pone en desventaja a los fabricantes, pero también a los pequeños comercios y a la gente que vende en la calle y entrega sus productos en bolsas”, comenta José del Cueto.
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“En una buena intención de controlar la basura plástica, no se tomó en cuenta la repercusión económica y del empleo. La mayoría de estos productos plásticos se comercializan en la central de abastos, en una economía informal. Los que usan la bolsa de acarreo no son los supermercados y las tiendas de conveniencia, sino los puestos de comida, tianguis y mercados”, añade Jorge Treviño, director general de la asociación ambiental Ecología y Compromiso Empresarial (Ecoce).
El director señala que en la Ciudad de México hay un mal manejo de los plásticos. Sin embargo, opina que la prohibición de la bolsas plásticas no soluciona el problema. Por ello, recomienda fomentar un consumo responsable y la separación de residuos.
“La industria plástica también debe tomar acciones: más calibres, más materiales reciclados, innovación y diseño, y, sobre todo, comprometerse no sólo a la venta sino a la recuperación de sus materiales. Así serán nuevamente aprovechados y se dará una economía circular que favorezca tanto a la población como a la gente que trabaja en las fábricas de bolsa”, concluye.