No obstante, tomar la decisión de irse tampoco es fácil. En el estudio “Renunciar o resignarse”, la firma de soluciones de recursos humanos UKG halló que en México los empleados tienden a ser más emocionales que en otras partes del mundo. El 39% titubeó para dar por terminada su última relación laboral.
En este análisis, que comenzó en marzo de 2020 y concluyó este mes, participaron más de 4,000 trabajadores de seis países distintos. En general, al momento de la renuncia, la mitad de las personas afirmó sentirse entusiasmada por el cambio; sin embargo, solo el 31% de los mexicanos dijo sentirse de esa manera.
Lo interesante, explica Tatiana Treviño, gerente de comunicación estratégica de UKG, es que después de que renunciaron solo el 10% de los mexicanos se arrepintió de su decisión. El resto aseguró estar mejor ahora que antes. Comparado con otros países, en Estados Unidos solo se arrepintió el 6% y en Alemania el 4%.
¿Por qué se fueron? Según la investigación, entre los principales motivos sigue estando la búsqueda de una mayor recompensa económica y de la oportunidad de crecimiento al interior de la compañía. Aunque destaca que el 51% no renunció por dinero, sino por el poco equilibrio de vida y trabajo, el aumento de burnout y porque no se sentían valorados ni tenían un sentido de pertenencia hacia la organización.
“Es muy importante que las empresas pongan foco en estos temas, además de todos los beneficios que están ofreciendo, pues los mexicanos también tomamos decisiones con base en las emociones, hoy le puede ir muy bien económicamente a una persona, pero si no se siente valorada puede irse. Es una alerta para los empleadores”, advierte Treviño.
En cuanto a por qué las personas aceptaron una nueva oferta laboral, el estudio reveló que la mitad lo hizo por un sentido de pertenencia, el 31% para tener un mayor equilibrio de vida y el 19% para tener mayores oportunidades de crecimiento. Al preguntarles si algo los hubiera convencido de quedarse en su anterior empleo, coincide que la empatía de los líderes, una menor carga de trabajo y una mayor flexibilidad.
“Si bien la pandemia nos obligó a cambiar todo el esquema de trabajo, hoy día hay varias empresas que no necesariamente están adoptando un modelo híbrido, que no dan esta flexibilidad o balance de vida, que es muy valioso para las personas y que influyen en su decisión para dejar una empresa”, menciona la gerente.
Al respecto, Julieta Manzano, consultora y directora comercial de Mercer y autora del libro Diseñadores del futuro, redibujando el mundo del trabajo, quien genuinamente está buscando el bienestar de sus colaboradores está parado en el ‘Business Case Maestro’. Cuando miran al centro, no al cliente, sino al colaborador, la magia sucede porque éste se siente respetado, valorado y entonces él va a cuidar del cliente, de la organización y de sus intereses.
“Existe una categorización muy plural de morales organizacionales, de decir una cosa y entregar otra, pero lo más valioso que tienen como organización, además de su gente, es la palabra, ser congruentes entre lo que prometen y entregan. Y ahí es cuando la productividad sucede. En la apuesta del bienestar surge el verdadero negocio, la rentabilidad. Si las empresas dicen y hacen otra cosa no van en una relación de ganar-ganar”, señala Manzano.
Según el análisis, el 48% de los trabajadores se habría quedado si hubiese tenido una conversación sincera con su líder, si éste se hubiera acercado a platicar sobre la oportunidad de crecimiento y se interesara por las inquietudes del trabajador y planteara ciertas soluciones. En Estados Unidos, este porcentaje es 39%, mientras que en los Países Bajos es de 38%. México es un país donde prácticamente la mitad de los empleados piensa que hace falta de empatía y cercanía con los líderes.
De parte de los directivos, el 63% cree que sí fue difícil para sus empleados renunciar y el 85% asegura que sí hizo un esfuerzo por retenerlos, aunque al preguntarle a los empleados, solo el 44% considera que realmente fue así. Sobre las entrevistas de retención, los líderes afirman que al menos una vez al año la aplican, mientras que el 57% de los colaboradores dijo que solo la tuvieron una vez en toda su vida laboral en la compañía.
“Escuchar a los colaboradores es fundamental. Hoy están cuatro generaciones en las empresas, todos con habilidades distintas. Con una misma prestación no los vas a satisfacer, la clave está en la flexibilidad y en entender las necesidades de cada uno. Si hay algo en que el líder los pueda apoyar, estas conversaciones para saber cómo están las personas van mucho más allá de lo que se cree”, comenta Habichayn.
De hecho, el estudio identificó que, antes de renunciar, el 56% de los empleados expresó su deseo de buscar otro trabajo, fue con su jefe para decirle que ya no se sentía a gusto en la compañía y el 39% decidió irse en menos de un mes.