El caos mundial impulsado por Trump puede volverse en su contra
WASHINGTON (CNN)- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató una ola de disrupción global en su camino a la Casa Blanca en 2016, y ahora hay indicios de que la marea antiélite que lo llevó a la presidencia podría volverse en su contra.
El pandemonio en Washington, Londres, París y Berlín está generando el tipo de incertidumbre que los inversores y los mercados aborrecen, justo en el momento en que aumentan los temores de una desaceleración económica mundial y el fin de una racha alcista de años de duración.
Cualquier señal de que la economía está perdiendo fuerza y de que la década de recuperación de la crisis financiera más reciente se está debilitando podría llegar en el momento equivocado para el presidente, a medida que él y sus posibles rivales demócratas se preparan para su campaña de reelección.
Caos en casa y en el extranjero
El caos político en Estados Unidos y en el extranjero ya está disparando un sentimiento bajista y una volatilidad que ha hecho que los mercados estadounidenses devuelvan la mayor parte de sus ganancias de este año, seguramente para el disgusto de Trump, quien ha presumido repetidamente que sus políticas eran la razón de que el Dow haya hilado una cadena de máximos históricos.
La tregua de Trump en una guerra comercial con China también afectó la confianza de los inversores, ya que resultó ser menos extensa que el avance “increíble” que presumió después de las conversaciones con el presidente chino, Xi Jinping, en Argentina.
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Fuentes dijeron a CNN el mes pasado que Trump expresó su desazón por la reacción decepcionada del mercado ante el acuerdo y dijo que al presidente le preocupaba que las pérdidas prolongadas en los mercados pudieran dañarlo políticamente.
Pero no hay ninguna señal de que el caos político que se extiende rápidamente en algunas de las naciones más industrializadas del mundo vaya a ceder pronto. De hecho, es probable que las cosas se vuelvan más caóticas y amenacen con la consecuente turbulencia económica en 2019.
En Estados Unidos, la presidencia de Trump está bajo sospecha criminal a medida que la investigación de Robert Mueller amenaza con consumir toda la atención de la Casa Blanca el próximo año y con debilitar la certeza política que es la base de los mercados fuertes.
En Francia, las esperanzas del presidente Emmanuel Macron de reformar la economía se vieron afectadas por las violentas protestas por los aumentos de impuestos al combustible y él está luchando por su vida política.
Un derrumbe político está en desarrollo en Gran Bretaña a medida que Theresa May se aferra al poder e intenta ejecutar el brexit . La primera ministra se vio obligada a diferir una votación en el Parlamento el lunes para evitar una derrota humillante por su acuerdo con Bruselas en los términos de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Y en Alemania, la canciller Angela Merkel, un pilar de la estabilidad para Europa durante más de una década, se prepara para abandonar el escenario.
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Cada uno de estos dramas políticos contenidos son distintos. Pero los líderes europeos están luchando contra el tipo de revueltas de votantes que se sienten marginados económica y políticamente por la globalización y que prometen destruir los sistemas políticos establecidos.
Esas son fuerzas políticas similares a las que ayudaron a Trump a explotar la insatisfacción entre los votantes rurales, del Medio Oeste y conservadores en Estados Unidos en 2016.
“Cuando observas lo que está sucediendo, mencionas a Macron, el brexit y piensas en el estado de la política de Estados Unidos: esa revuelta populista creemos que es real, es poderosa y apenas está comenzando”, dijo Jared Woodward, estratega de inversiones globales del Bank of America Merrill Lynch a Richard Quest de CNN International, el lunes.
“Hasta que los legisladores cambien esas políticas para que el ciudadano común alcance las ganancias en Wall Street, creemos que es posible esperar más de este tipo de resultados”, dijo.
Señales de advertencia económica
La agitación política se produce en un momento en que se encienden señales de advertencia sobre el estado de la economía mundial y que podrían convertirse en un problema para Trump si se convierten en una verdadera desaceleración.
Según los nuevos datos, el producto interno bruto de Japón se contrajo a una tasa anualizada de 2.5% en el último trimestre.
La economía en China, que está librando una guerra comercial con los Estados Unidos de Trump, acaba de registrar su cifra de crecimiento trimestral más débil desde las profundidades de la crisis financiera en 2009.
La semana pasada, la Reserva Federal de Atlanta recortó su estimación del crecimiento económico del cuarto trimestre en Estados Unidos a 2.4%.
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Las noticias económicas adversas podrían tener graves consecuencias políticas para Trump a medida que se acerque su reelección, ya que su mejor argumento para un segundo mandato es la robusta economía de Estados Unidos, que ha producido las cifras de desempleo más bajas en 50 años.
El manejo de la economía por parte del presidente es una de las pocas áreas en las que siempre obtiene una mayoría del apoyo en las encuestas de opinión. En una encuesta de la Universidad de Quinnipiac del mes pasado, por ejemplo, el 53% de los votantes aprobó su gestión económica y solo el 41% respaldó su desempeño general.
Esas cifras, y el hecho de que Trump hizo de la revitalización de la economía en los estados postindustriales del Medio Oeste la clave de su campaña en 2016 explica por qué podría ser especialmente vulnerable si la economía se desacelera.
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Buscando culpables
Trump ya se nota preocupado, al acosar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y al expresar su decepción con su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.
El presidente estadounidense parece más preocupado por el hecho de que la Reserva Federal, junto con otros bancos centrales mundiales, ha continuado con una política más restrictiva incluso a medida que aumentan los temores de una recesión económica mundial.
“Cada vez que hacemos algo grande, él aumenta las tasas de interés”, dijo Trump en una entrevista con el Wall Street Journal el mes pasado, y agregó que Powell “casi parece que está feliz de subir las tasas de interés”.
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Dado lo mucho que Trump tiene que perder a causa de la inestabilidad que asola al resto del mundo, tal vez sea contraproducente que esté alentando las revueltas que él cree claramente que están en la imagen de su propio movimiento político antiélite, incluso cuando amenazan a otros líderes aliados.
El fin de semana, criticó a Macron meses después de que se abrazaron en una cumbre de Washington, a medida que el presidente francés se veía obligado a dar marcha atrás en un aumento del impuesto al combustible diseñado para combatir el calentamiento global, y el cual provocó los peores disturbios en París durante décadas.
“ El Acuerdo de París no está funcionando tan bien para París . Protestas y disturbios en toda Francia. La gente no quiere pagar grandes sumas de dinero, en gran medida a países del tercer mundo (que son cuestionablemente operadas), para tal vez proteger al medio ambiente”, tuiteó Trump.
Macron, bajo una feroz presión política, se vio obligado a dirigirse al pueblo francés el lunes, prometiendo un aumento en el salario mínimo y la eliminación de nuevos impuestos sobre las pensiones.
Trump también ha socavado repetidamente el tortuoso esfuerzo de May para dirigir la salida de Reino Unido de la UE, más recientemente al contradecir las afirmaciones de la primera ministra de que podría negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos , según los términos de su acuerdo de salida.
Y su antipatía por Merkel, retratada en varias incómodas oportunidades fotográficas y en tuits y discursos que critican sus políticas sobre inmigración, es bien conocida.
Así que, es irónico que parte del futuro destino político de Trump pueda depender de la capacidad de dichos líderes para restablecer la calma en sus países y la estabilidad que podría ayudar a la economía y a los mercados mundiales durante un periodo de nerviosismo.
Kevin Liptak de CNN contribuyó a este reporte.