El futuro de la economía de EU pertenece a las mujeres hispanas
NUEVA YORK (CNN)- A principios de abril se conmemoró el Día de la equidad de pago, que representa la cantidad de días del año que las mujeres estadounidenses tendrían que trabajar para llegar a lo que los hombres ganaron el año anterior.
Pero, para las mujeres hispanas, ese día no llegará sino hasta noviembre.
La brecha salarial para las mujeres que se identifican como “hispanas o latinas” es mayor que la de cualquier otro grupo racial o étnico, según cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. En la mediana, ganan 63 centavos por cada dólar que ganan los hombres estadounidenses, en comparación con los 81 centavos de las mujeres en general.
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Aunque la brecha salarial es una métrica generalizada y no tiene en cuenta las diferencias en la ocupación entre hombres y mujeres, se ha convertido en un símbolo poderoso de hasta qué punto las mujeres están rezagadas ante los hombres en términos de potencial de ingresos.
En la economía de Estados Unidos, las mujeres hispanas han ganado durante mucho tiempo algunos de los salarios más bajos entre las mujeres, pero ahora hay indicios de que podrían comenzar a recuperarse rápidamente.
Alrededor del 70% de las mujeres hispanas y latinas entre los 25 y 54 años de edad, tiene un trabajo o lo está buscando. Aunque eso sigue siendo más bajo que la población en general —aproximadamente 83% de todos los trabajadores en edad productiva participan en la fuerza laboral—, las latinas son ahora el único grupo demográfico que superó su récord anterior de participación en la fuerza laboral de principios de la década de 2000.
Y con una edad promedio de 29 años, casi una década más joven que la mujer promedio de Estados Unidos, el potencial de ingresos de las mujeres hispanas tiene mucho espacio para crecer.
Stacie de Armas, vicepresidenta de iniciativas estratégicas y participación del consumidor de la compañía de datos de consumo Nielsen, dice que espera que las latinas alcancen o superen los niveles de ingresos promedio a medida que envejecen.
“Creo que tenemos un futuro inspirador”, dijo de Armas, quien también es hispana.
Trepando desde abajo
La brecha actual entre las mujeres hispanas y las personas blancas no hispanas se debe a una serie de desventajas históricas que han ido desapareciendo en los últimos años.
Las generaciones anteriores de mujeres hispanas enfrentaban desafíos como la barrera del idioma, la exclusión del mercado laboral formal, debido a su estatus de ciudadanía, y la falta de acceso a la educación superior. Por lo general, comenzaban a tener hijos a edades más tempranas y tenían un número de hijos superior al promedio, lo cual les dificultaba ir al trabajo. Las mujeres hispanas todavía se concentran más en trabajos de servicio que son mal remunerados —como la preparación de alimentos y la limpieza de oficinas— que las mujeres blancas.
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Todo eso está cambiando.
La proporción de latinas que ingresaron a la universidad justo después de la preparatoria ha superado a la de la población general, informó la Oficina del Censo en 2015, a pesar de que en promedio les toma más tiempo graduarse porque tienden a trabajar mientras toman clases. Las latinas inmigrantes inician negocios a una tasa más alta que las mujeres blancas no hispanas, según los datos del Censo. En general, son estadounidenses de segunda o tercera generación sin barreras legales en el mercado laboral.
También están iniciando sus propias familias más tarde y tienen menos hijos cuando lo hacen. La tasa de fertilidad de las mujeres hispanas a lo largo de sus vidas se redujo de casi tres hijos por cada una en 2007 a aproximadamente dos en 2017, informaron los Centros para el Control de Enfermedades. La edad promedio del primer parto de las mujeres hispanas fue de 25 en 2017, frente a 23 en 2006.
Briana Roman, de 24 años, es ejemplo de este cambio. Se graduó del Baruch College en 2017 después de cinco años, ya que estuvo trabajando y haciendo pasantías durante la mayor parte de sus estudios. Ahora, trabaja en la oficina de consejería del Barnard College y planea enfocarse en su carrera durante al menos una década antes de tener hijos, un camino diferente al de su madre puertorriqueña, quien dio a luz a Briana a los 22 años.
“Me lo inculcaron, yo quería ir a la universidad justo después de la preparatoria”, dijo Roman. “Quiero trabajar durante un tiempo, establecerme y luego tener una familia”.
Los dólares hablan
A medida que su población crece, las mujeres jóvenes como Roman se están convirtiendo en una fuerza cada vez más importante en la economía de consumo, y los minoristas apenas están poniéndose al día con sus preferencias de compra.
De acuerdo con los datos de la encuesta de Nielsen, las latinas en general tienen más probabilidades que las mujeres blancas no hispanas promedio de comprar ropa y equipo deportivo, productos para el cuidado de la piel, fragancias y comestibles en lugar de salir. También es más probable que tengan teléfonos inteligentes, que se involucren más con las marcas en las redes sociales y que anuncien lo que han comprado entre sus amigos.
Cuando las mujeres latinas tienen hijos, es más probable que sean madres solteras, lo que significa que controlan todos los gastos de su hogar, al contrario de cuando crían a los hijos con una pareja. Las encuestas de Nielsen muestran que, incluso compran ropa de hombre con más frecuencia que las mujeres no hispanas, y generalmente se fijan más en los costos.
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En 2018, la población hispana en general representó 1.5 billones, o el 10.4% del poder de compra total de Estados Unidos, según el Selig Center del College of Business de la Universidad de Georgia. Eso es un salto del 212% respecto al año 2000. Durante el mismo periodo, el poder de compra de la población general estadounidense creció a menos de la mitad de ese ritmo. Para 2060, la Oficina del Censo proyecta que los hispanos conformarán el 30% de la población menor de 35 años.
Las mujeres en general tienen cada vez más probabilidades de comprar artículos de lujo por su cuenta, en lugar de esperar a que un esposo o novio les dé un anillo, un perfume o una bufanda. Eso ha impulsado el consumo femenino más allá de lo que los minoristas registraban antes del gran declive en la participación de la fuerza laboral femenina durante la década de 2000. Esa es una tendencia que ha alimentado una ola de consumo femenino en los últimos 18 años, junto con un grupo de nuevas empresas que se enfocan en los impulsos de las mujeres para autoembellecerse.
“Las mujeres se están casando más tarde, por lo que son más independientes”, dijo la directora gerente de Boston Consulting Group, Sarah Willersdorf. “Y creo que el hecho de que las mujeres también se sienten más empoderadas y justificadas para darse gustos es otra emoción que lo impulsa”.
Eso no significa, sin embargo, que las mujeres gasten en exceso. Las mujeres son menos propensas que los hombres a decir que usarían más ingresos disponibles para comprar cosas y son más propensas a pagar sus deudas, de acuerdo con una encuesta de Merrill Lynch del Bank of America realizada en enero.
Al multiplicar esto a través de toda la economía, eso podría significar un crecimiento económico ligeramente más lento, pero también una mayor estabilidad financiera, ya que los hogares con menos apalancamiento se desempeñan mejor durante las recesiones económicas.
Verte a ti mismo en un anuncio
Los minoristas están aceptando la idea de que cada vez es más probable que las mujeres sean el sostén del hogar y están promoviendo sus productos en consecuencia. Marshall Cohen, un analista de la industria minorista del NPD Group, aplaudió a General Mills por cambiar los roles de género en su publicidad.
"Realmente están haciendo un esfuerzo coordinado en sus campañas de mercadotecnia”, dijo Cohen. “De repente, ahora ves a papá sirviendo el desayuno”.
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Sin embargo, las latinas específicamente no siempre sienten que las marcas se dirijan a ellas, lo cual es una gran oportunidad perdida.
Nancy Genova es la presidenta de 100 Hispanic Women, un grupo de networking con sede en la Ciudad de Nueva York que otorga becas a jóvenes hispanas y organiza eventos. Realizaron uno recientemente en una tienda de Michael Kors, dice Genova, y las miembros compraron miles de dólares en bolsos de moda.
Pero ella rara vez ve marcas de lujo con mujeres hispanas en su publicidad, y ve muy pocas en otras industrias, desde la atención médica hasta los servicios financieros.
“Si no te ves en ello, no crees que puedas estar en ello”, dice Genova. “Estoy un poco perpleja por todo el asunto”.