Si preguntas al equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador, dirán que son mayormente incrementos ajustados a la inflación, y que el gobierno ha mantenido su promesa de mantenerse alejado de los aumentos tributarios.
Pero la desaceleración económica de México se está convirtiendo en un problema para su promesa de campaña de cubrir los gastos con contratos gubernamentales más eficientes y el combate contra la corrupción. “Los recursos no han sido lo que originalmente imaginaban”, dice Verónica Ortiz, directora ejecutiva del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales en la Ciudad de México. “Desde la campaña, dijeron que iban a ahorrar 500,000 millones de pesos simplemente eliminando la corrupción. En realidad, eso no ha sucedido”.
AMLO está decidido a no aumentar la carga de la deuda de México, y los agujeros son cada vez más difíciles de tapar. El gobierno espera que la economía crezca 2% este año, una estimación que la mayoría de economistas consideran ahora demasiado optimista: un promedio de ellos dice que el PIB subirá solo la mitad de esa tasa.
“¿Cómo se llena este vacío?”, pregunta Carlos Capistrán, economista jefe para México y Canadá en Bank of America. “El gasto público ya es muy bajo”.
Eso deja a AMLO con “solo tres respuestas”, añade Capistrán. Puede aumentar la deuda, pero las agencias calificadoras se apresurarían a rebajar la calificación de México. Puede usar el fondo petrolero de emergencia, pero ya quemó casi la mitad el año pasado, y finalmente se agotará. O puede aumentar los ingresos a través de impuestos y una mejor recaudación.
Esta última opción es la vía que AMLO parece estar tomando, señala Ortiz. “Están tratando de encontrar recursos en lugares donde puedan disfrazarlo como otra cosa”, dijo. “Lo que estamos viendo es un aumento medio oculto de los impuestos, porque no han querido reconocer que los están aumentando”.
Algunos economistas y analistas dicen que, si bien este elegante baile de AMLO para subir los impuestos sin que lo parezca puede ir en contra de las promesas de campaña, eso no significa que no esté justificado. La economía está en recesión, dejando al gobierno con un déficit de ingresos tributarios de 3%, o casi 109.000 millones de pesos, en comparación con lo que se presupuestaba originalmente para 2019. Para este año, el déficit fiscal total se pronostica en 678.000 millones de pesos, o alrededor del 2,6% del PIB.
El presidente también ha estado probando otras políticas, incluida la lucha contra la evasión fiscal, que según el gobierno es tan mala como el crimen organizado. Una nueva ley que acaba de entrar en vigencia aumenta el castigo por la evasión de impuestos.
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