Las expectativas de que la inflación supere el techo del 4% en los próximos días de agosto y septiembre limitará el margen de acción de Banxico para seguir bajando la tasa de interés de referencia, que actualmente está en 4.5%, coincidieron Gabriela Siller, directora de análisis económico-financiero de Banco Base; Alejandro Saldaña, economista en jefe de Grupo Financiero Ve por Más (BX+); y Jesús Garza, profesor del EGADE Business School del Tec de Monterrey.
Los expertos agregaron en que hay que poner especial atención en la inflación subyacente, es decir aquella que excluye los productos más volátiles, pues ha tenido un avance generalizado y permite tener mayor claridad en las tendencias de esta variable, destacando cinco factores de presión:
1)Los cambios en los patrones de consumo, 2) el traspaso al consumidor tanto de los costos de las medidas sanitarias como de 3) la depreciación del peso; 4) la inercia de la propia inflación y 5) el aumento en el precio de los energéticos.
“La inflación subyacente está en niveles de 3.9% y ahí sí vemos varios meses de crecimiento continuo, esto en un entorno donde la demanda agregada se está desacelerando. Lo interpreto de dos maneras: 1) la depreciación acumulada del tipo de cambio ya está teniendo un efecto adverso sobre algunos precios de las mercancías sobre todo. 2) El choque de oferta de la pandemia fue mayor a la demanda, por lo cual estamos viendo el aumento de precios de bienes”, explicó Garza, de la EGADE Business School.
“La inflación subyacente se divide en mercancías y servicios, estos últimos conforme iba cayendo la economía se iban desacelerando aunque recientemente comenzaron a crecer”, agregó.
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"En la parte de la demanda, la gente ve que hay una mayor inflación y dice: ‘compro esto antes de que suba más, y entonces sube. Esto está relacionado con el que en la mente los mexicanos está arraigado que relacionamos crisis económica con una alta inflación”, dijo por su parte Gabriela Siller.
Mientras que, lo que respecta al tipo de cambio, “hay un efecto rezago y efecto miedo: los importadores piensan: ‘¿y si (el dólar) vuelve a subir?’ Y no ajustan los precios a la baja y esto sigue generando presiones”, añadió.