Con 800 inversionistas ángeles, México destaca en América Latina
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) - En una cena informal, Daniel Rojas recibió la primera propuesta de inversión ángel para su proyecto fintech Rocket.la. Esa noche de 2014, Juan Martitegui, mentor de la aceleradora 500 Startups, le dijo: “Me gusta lo que estás haciendo y quiero participar con capital”. Rojas se entusiasmó.
Era la primera vez que alguien, fuera de su círculo de amigos y familiares, invertía en su plataforma online que, mediante algoritmos, ayuda a las personas a tomar mejores decisiones financieras. “Fue increíble. Me hizo sentir que iba en el camino correcto”, relata el emprendedor.
Con ese monto, capitalizó su estrategia de marketing digital. Y sólo fue el inicio. Tras ese financiamiento, llegaron seis inversionistas ángeles más que han aportado a la empresa cerca de 200,000 dólares.
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Así como Rocket.la, cada vez más emprendimientos en México levantan rondas de inversión ángel, con un ticket promedio de 50,000 dólares. Este financiamiento es el eslabón entre las inversiones de amigos y familiares y las de los fondos de capital privado.
La red de inversión Angels Nest Latam calcula que más de nueve emprendimientos en etapas tempranas reciben estas inyecciones de recursos por parte de inversionistas independientes cada año. Pero no sólo obtienen los recursos, también mentorías, seguimiento y acceso a networking.
Angel Ventures fue pionero en la materia. En 2008, Hernán Fernández cofundó el primer club de inversionistas ángeles en México. “En aquel tiempo, hablar de inversión ángel en México era casi impensable”, recuerda. “Nos encontramos con alrededor de 15 ángeles inversionistas que ya habían hecho una transacción y unos 50 interesados en hacerla”.
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Desde entonces, el panorama nacional ha evolucionado. Israel Pons, CEO de Angels Nest Latam, estima que en el país hay 800 ángeles inversionistas. Además, han surgido esfuerzos para profesionalizar esta figura, como eventos de networking y talleres de capacitación. La mayoría son ofrecidos por células especializadas, algunas de ellas son Angel Ventures, Angel Labs y Angels Nest Latam.
Sin embargo, el aumento de participantes y el fortalecimiento de su entorno no son suficientes. En Estados Unidos, por ejemplo, existen alrededor de 300,000 ángeles inversionistas, según Pons.
Los especialistas consultados señalan que la inversión ángel en México está lejos de ser significativa. “Menos de 5% de las inversiones en el país son ángel”, revela Marcus Dantus, CEO de Startup México y líder regional de Angel Labs.
Las razones son variadas. Para Adán Bernal, considerado uno de los inversionistas ángeles más activos de América Latina, se trata de un tema de tiempo y madurez. “Silicon Valley lleva más de 30 años haciendo esto. En México, todavía no hay inversionistas que puedan decir que llevan más 15 años invirtiendo en una compañía tecnológica”, asegura.
Fernández destaca que el principal reto que enfrentan los países latinoamericanos es que la inversión ángel, en gran medida, proviene de fuentes que no necesariamente fueron emprendedoras. Aunque, reconoce, eso está cambiando. “Necesitamos más emprendedores exitosos que no sólo aporten capital, sino también experiencia y conocimiento de industria”, agrega.
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La pieza faltante
En julio de 2018, el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) anunció el programa piloto Garantía Ángel, enfocado a cubrir las pérdidas de los inversionistas ángeles. Esta iniciativa pretende asegurar de 40 a 80% del financiamiento.
Para la comunidad, es un gran esfuerzo, pero no debe quedarse ahí. Eventualmente, dicen, tendría que evolucionar hacia un estímulo fiscal, similar al que tiene la industria del cine, que permite invertir con la ventaja de deducirlo de impuestos.
Un esquema similar tiene Reino Unido. “Ése es el modelo más exitoso”, dice Pons, quien lanzará la asociación Mexiban, que certificará a ángeles inversionistas junto con el Inadem.
“Nos hace falta cultura empresarial y ayudarnos unos a otros”, expresa Nelly Ortega, cofundadora del proyecto agroindustrial Ideas México. “Ser inversionista ángel es ayudar a caminar proyectos para avanzar todos”.
Nota del editor: Este texto se publicó originalmente en la edición 1240 de la revista Expansión del 1 de septiembre de 2018.