Pellet México le entra al reto de crear un nuevo mercado verde
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión). Óscar Espinosa, un consultor industrial de 37 años, recibió una petición del empresario español Alberto Bustamante, que cambiaría el rumbo de su vida profesional: analizar en México el potencial de producción del pellet, un biocombustible sólido fabricado con desechos forestales o agrícolas muy usado en Europa, pero que en México era casi desconocido. Al terminar la investigación, Espinosa no dudó en asociarse con Bustamante para fundar Pellet México, en octubre de 2016. A la sociedad se unió Luis Rodríguez, un experto en eficiencia energética.
Los socios echaron a andar el nuevo negocio con una inversión de 250,000 dólares, con el objetivo de desarrollar el mercado de pellet a partir de residuos de pino o bambú y agrícolas. Para ello se asocian con productores locales dueños del remanente que usan diésel en sus procesos industriales, como los aserraderos. Con ellos crean nuevas empresas en las que instalan plantas de pellet, que vende a sus socios como insumo energético, explica Espinosa.
“Tenemos tres compañías constituidas en Chihuahua, Valle de Bravo y Veracruz”, comenta. Además, tiene otros proyectos en progreso, uno de ellos con Grupo Herdez, para producir pellet de hueso de aguacate, en Coahuila; otro más de pino en Colima y un tercero en Sinaloa, con el clúster de mango para aprovechar el hueso de esa fruta. Las empresas y los proyectos están en fase preoperatoria, su producción y venta arrancará a principios de 2019 cuando fabricarán más de 26,000 toneladas de pellet, estima Espinosa.
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Para costear estos proyectos y sostener su operación, la start-up levantó un millón de dólares entre amigos y familiares en enero de 2018. Otras fuentes de ingresos son la consultoría y la adaptación de maquinaria para el uso del biocombutible en empresas y viviendas, abunda. “Hemos adaptado un equipo de pellet de pino en un quemador industrial con la Unión Ganadera de Chihuahua, el cual produce un megavatio de energía térmica, además de otro para una caldera dentro de un rancho en el Estado de México”, indica Espinosa.
En 2017, la empresa generó ingresos por 200,000 dólares, que prevén incrementar este año. “Tenemos clientes para implementación de equipos con los que vamos a cerrar este año, como una empresa de deshidratación de mango en Sinaloa y una consultoría con Grupo Bacardí para bagazo de agave”, comenta el directivo.
Sus clientes obtienen del retorno de su inversión en un periodo de cuatro meses a un año, dependiendo de la complejidad del equipo, comenta Espinosa. “El sector industrial tiene ahorros de 50% al usar menos el diésel, cuyo precio va en constante aumento, mientras que en el doméstico es de 30%, por un menor uso del gas LP”, dice el CEO.
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POTENCIAL EN MÉXICO
A pesar de que 70% del territorio mexicano está cubierto con vegetación forestal, su desecho como el aserrrín no se aprovecha. Lo mismo sucede con el orgánico, como cáscaras o huesos. “No existe la producción de pellet en el país, a pesar de que el potencial en recursos y usuarios es enorme”, reconoce Raúl Tauro, miembro de la Red Mexicana de Bioenergía (Rembio).
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) estima que el volumen residual de las 15 millones de hectáras de bosques para aprovechamiento comercial que hay en el país es de 78.61%, una disponibilidad de 1.8 millones de metros cúbicos, equivalentes a más de 779,000 toneladas de biomasa seca que puede ser aprovechada para sustituir el uso de gas LP o diésel.
Pellet México, que en septiembre fue reconocida como la Mejor Empresa Verde del país por la aceleradora Cleantech Challenge por su propuesta comercial para reducir el uso de combustibles fósiles, tiene como meta a cinco años producir 126,000 toneladas de biocombustible. Para ello, planea levantar 17 millones de dólares de fondos de inversión, además de penetrar con mayor fuerza en estados como Jalisco, uno de los 13 estados que concentran 90% de la producción forestal, según Conafor.
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“En cuestión agrícola todo se puede pelletizar. Además, hay interés de la industria para usar este biocombustible cada vez más”, expone el experto de Rembio, quien ve en el sector doméstico el mayor mercado. “Es un camino que apenas está comenzando, pero es en el uso para calderas donde se verá la principal vía de uso”, vaticina el investigador.