Las empresas alargan su agonía por el 'brexit'

Ivana Kottasová

LONDRES - Los negocios que esperan algo de claridad sobre el brexit se han quedado profundamente decepcionados.

El último intento de llegar a un acuerdo de separación entre el Reino Unido y la Unión Europea fracasó este miércoles, retrasando aún más el día en que se pueda acordar su futura relación comercial.

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Está previsto que el Reino Unido abandone la Unión Europea el 29 de marzo de 2019, pero con el estancamiento de las negociaciones, el periodo de transición propuesto podría extenderse por un año hasta el final de 2021.

Es probable que esto prolongue la agonía de los ejecutivos desesperados por saber si enfrentarán nuevas barreras al comercio.

El daño ya se está haciendo. La incertidumbre que rodea al brexit afecta a las empresas y la economía.

La inversión empresarial se desplomó cuando las empresas desviaron recursos para prepararse para el brexit y retrasaron nuevos proyectos debido a la confusión. Para prepararse para la vida fuera de la Unión Europea, las compañías, incluida la aerolínea de descuento EasyJet, han tenido que establecer nuevas oficinas en otras partes del continente.

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Bancos como Goldman Sachs, Bank of America y JPMorgan Chase han pagado nuevos locales de oficinas en otras ciudades europeas. El Banco de Inglaterra y el gobierno esperan que 5,000 empleos bancarios abandonen el país incluso antes de que haya ocurrido el brexit. Miles más podrían seguirlos una vez que comience.

La caída en el valor de la libra después de la votación del brexit hizo que las importaciones fueran más caras. Las compañías que no pudieron absorber esos costos adicionales los pasaron a los clientes, lo que llevó a un fuerte aumento en los precios.

UBS estimó el mes pasado que la economía del Reino Unido ya es un 2% más pequeña de lo que hubiera sido sin brexit. El Reino Unido era la economía del G7 de más rápido crecimiento cuando se celebró el referéndum brexit en junio de 2016. Ahora es el más lento.

Los últimos pronósticos oficiales del gobierno esperan que el crecimiento se desacelere a 1.5% este año y 1.3% en 2019.

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Un brexit sin acuerdos empeoraría las cosas. La primera ministra, Theresa May, ha tratado de negociar un acuerdo que sacaría al Reino Unido de la Unión Europea a la vez que evitaría los controles y aranceles fronterizos más temidos por las empresas manufactureras.

Pero dado el estancamiento, los líderes de la UE han pedido a la Comisión Europea que trabaje con "aún más vigor" en los preparativos para un brexit de 'no acuerdo', dijo el miércoles el primer ministro holandés, Mark Rutte.

Incluso si se llega a un acuerdo de última hora, May todavía debe aprobar cualquier acuerdo a través del parlamento, donde se enfrenta a la oposición de los legisladores que quieren que Gran Bretaña siga siendo parte de la Unión Europea, y otros que creen los compromisos que ha hecho en la búsqueda de un acuerdo traicionan a los votantes que respaldaron al brexit en el referéndum de 2016.

Si la primera ministra no logra obtener suficientes votos, Gran Bretaña podría abandonar la Unión Europea en marzo de 2019 sin un acuerdo de divorcio y se enfrentaría a una gran calamidad económica.

Cientos de acuerdos que gobiernan la forma en que operan las empresas británicas y el comercio quedarían nulos. Los aranceles se elevarían y las cadenas de suministro quedarían enredadas. Los vuelos podrían quedarse en tierra y la comida se pudriría en las fronteras.

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Muchas compañías ya han activado los planes de contingencia, ya que no pueden permitirse esperar más.

BMW cerrará su fábrica Mini en Inglaterra para un mes de mantenimiento inmediatamente después del brexit porque no puede estar seguro de obtener las piezas que necesita. Compañías farmacéuticas como Sanofi y Novartis están almacenando medicamentos en caso de que se interrumpan los suministros.

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Incluso si May consigue un acuerdo de divorcio y lo aprueba el parlamento, a los líderes empresariales les preocupa que la lentitud de la incertidumbre continúe durante años.

Aumentan los temores de que el acuerdo sea tan vago que no dé mayor claridad a las empresas e inversionistas sobre la futura relación comercial con la Unión Europea que el acuerdo que tenían en junio de 2016.

"Se mantiene la continuidad en la relación comercial, pero aún existe la incertidumbre general de lo que sucederá en el largo plazo", dijo Mujtaba Rahman, director general para Europa del Grupo Eurasia.

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Esto significaría dos o más años en los que las empresas no sabrán si se enfrentarán a nuevas regulaciones, aranceles o controles aduaneros en las fronteras. No está claro si podrán trasladar al personal entre la Unión Europea y el Reino Unido durante el período de espera, o se verán obligados a pagar nuevos impuestos.

Ivan Rogers, el ex máximo representante del Reino Unido ante la Unión Europea, dijo en un discurso la semana pasada que la incertidumbre probablemente persistirá durante otros dos años, al menos.

"Tendremos precisamente el mismo debate", dijo.

Posponer el brexit no deshará el daño. Si bien ambas partes parecen estar decididas a cumplir con el calendario, es posible que la fecha de salida de Gran Bretaña se posponga más allá de marzo de 2019, o incluso se elimine si se realiza un segundo referéndum.

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Las empresas respirarían con alivio. La inversión y la producción podrían recuperarse y una libra más fuerte podría ayudar a las finanzas domésticas.

Pero para muchas empresas, simplemente es demasiado tarde para evitar los costos asociados con la planificación de un brexit desordenado. Las empresas ya han gastado dinero contratando consultores y arrendando más espacio de oficinas.

Tan solo el gobierno del Reino Unido habrá gastado aproximadamente 2 mil millones de libras en los preparativos de brexit para marzo de 2019, según el Instituto para el Gobierno, un grupo de expertos.

"Gran parte de la producción perdida en los últimos dos años no se puede recuperar", dijo Kallum Pickering, economista de Berenberg.

La reputación de Gran Bretaña también ha sufrido. El Reino Unido sigue siendo el destino número uno para la inversión extranjera directa en Europa, pero su posición frente a los inversionistas extranjeros ha disminuido, según un informe de EY publicado en junio.