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El gobierno ha defendido que la nueva política de confiabilidad está dirigida a poner “orden” en el sector eléctrico, con el fin de fortalecer a CFE, pero sin discriminar a las tecnologías ni obstruir proyectos renovables. Pero los gremios solar y eólico son los primeros que se han quejado justo de las nuevas reglas van dirigidas a frenar su expansión impulsada durante el sexenio pasado.
1- Sucio y caro, pero confiable
Las nuevas directrices del despacho eléctrico van a permitir que el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) modifique los criterios de despacho para satisfacer la demanda eléctrica, advierten los especialistas.
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El despacho se refiere a la inyección de la electricidad por parte de las centrales para suministrar la demanda de los usuarios cada día. Las reglas actuales, aún vigentes a pesar de la nueva política, prevén que entren primero al despacho las centrales que, por su forma de operar como la nuclear o geotérmica, no pueden esperar en la fila para inyectar su electricidad. Pero a partir de aquí, el criterio económico prevalece cuando la red trabaja en condiciones de confiabilidad, es decir, bajo los parámetros de frecuencia y potencia que se requieren en la red.
“Lo que cambia con la política es que ese despacho a menor costo posible es cancelado para adquirir una nueva acepción donde la seguridad tiene prioridad sobre la cuestión económica”, dice David Briseño, vicepresidente de desarrollo y gestión de proyectos de la Asociación Mexicana de Energía Solar (Asolmex).
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El gestor ahora tendrá la faculta de incluir centrales que le aseguren que su electricidad se inyectará de forma continua y con la potencia requerida, aunque provenga de plantas que usen combustibles fósiles como el gas natural –el más limpio y barato de éstos-, combustóleo o diésel, dice Briseño.
“Esta nueva política es contraria a un modelo de competencia y abre la discrecionalidad al gestor para ver quien puede generar y quien no”, coincide Rosanety Barrios, exfuncionaria de Sener.
2- ¿Y la red eléctrica?
La nueva política enfoca sus esfuerzo en impedir que las redes de transmisión del país sufran fallas por saturación y cambios fuertes de frecuencia; pero en lugar de enfocarse en la inversión y ampliación de las ventas de este mercado, busca limitar su crecimiento, dicen los especialistas.
“El acuerdo tiene muchas cosas que no gustan, como el despacho, pero creo que el problema más grande de todo el sector eléctrico, y que la gente no ve ahora, es el tema de la red de transmisión” dice Paolo Salerno, socio fundador de Salerno y Asociados.
La capacidad de generación se ha expandido durante los últimos tres años gracias a la entrada de centrales solares, eólicas y de ciclo combinado.
Esta última tecnología, que resulta de las más baratas y limpias dentro de las convencionales, ha sido la tendencia a seguir del mercado mexicano desde hace más de una década, donde incluso la CFE ha invertido fuertes cantidades de dinero para reconvertir plantas que usaban el combustóleo –un derivado del petróleo que es más costos y contaminante, y menos eficientes- para que corran con gas natural.
Pero esta ampliación del parque de generación no se ha visto compensada con un incremento en la expansión de las redes de transmisión, como las torres eléctricas que se ven al lado de las carreteras.
“El problema de las redes, de las interconexiones, subestaciones, es un problema viejo. El sistema no tiene capacidad para todo. Ahí está el punto nodal”, dice Salerno.
La anterior administración nunca pudo sacar adelante los grandes proyectos de transmisión como la línea de corriente directa –una tecnología innovadora para la red de mexicana- entre el centro del país y Oaxaca; o para interconectar al sistema aislado de la península de Baja California con el resto del país.
Ambos proyectos se cancelaron a la entrada del gobierno de López Obrador, casi a la par de las subastas de largo plazo.
La nueva política no obliga a CFE ni al gobierno invertir en nuevas redes para que se amplié la capacidad de transportar electricidad de diferentes partes de la república, dice Julio Valle, vocero de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE).