El reto hacia el futuro
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), comenta que la población redescubrió a las tienditas de barrio durante los meses más duros del confinamiento: las ventas durante marzo y abril tuvieron un crecimiento de 8%.
El aumento en este canal de ventas también responde, de acuerdo con Rivera, a la capacidad de las tiendas para ofrecer, además de alimentos, otros productos de alta demanda durante la contingencia, como cubrebocas o gel antibacterial. “La resiliencia de la base de la pirámide es muy alta, la capacidad de aguante está muy dura y es el pequeño comerciante quien dota de forma directa al consumidor”, dice.
Las tienditas de la esquina han resistido bien la pandemia. Cerraron el año pasado con un incremento en ventas de 8.7%, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas (Anam). Las categorías con mejores resultados son higiene y cuidado personal, comestibles, mascotas y limpieza, coinciden Anam y Anpac.
Pero a un año de los primeros brotes, estos comercios ahora tienen que lidiar con un menor ritmo en el crecimiento de la economía y con una mayor competencia digital.
Adrián Ávalos, gerente de estudios especiales de la división Worldpanel de Kantar México, declara que los canales de cercanía, como tienda de la esquina, mercados o tianguis, se mantendrán como los preferido de hogares de nivel bajo y medio, mientras que los de nivel altos podrían eventualmente sustituir sus visitas al supermercado por opciones digitales.
“Será un buen momento para que las tiendas de la esquina vuelvan a ganar terreno, pero no hay que dejar de lado una de las más importantes lecciones que dejó esta pandemia para las compañías: invertir en el comercio electrónico es fundamental en estos momentos, pues es la realidad actual y el futuro”, dijo Ávalos.