Una fuente cercana a las negociaciones explicó que, incluso dos días después de hacerse pública la decisión de la Secretaría de Energía (que en realidad le fue notificada a la empresa hace una semana), el consorcio privado no conocía el documento técnico en el que la dependencia basó su decisión y al que Expansión tuvo acceso. La Secretaría fue consultada sobre el tema, pero aseguró que no dará comentarios al respecto.
Hay un punto que también llama la atención, dice Medina. El análisis en el que se basa la superioridad de Pemex para operar Zama toma como base el desempeño de la estatal en seis campos actualmente en operación –Balam, Ek, Octli, Mulach, Hok y Pokche–, tres de ellos con una producción con tendencia hacia la baja en los últimos meses.
Todos los campos evaluados para la designación de Pemex, con base en un análisis de Welligence, son con roca de tipo arenisca, similar al campo Zama, pero todos estos se encuentran a una profundidad promedio de 50 metros, lo que los hace incompatibles con las características del megayacimiento en disputa, que está a 165 metros de profundidad.
Al inicio del sexenio, Pemex renunció a explotar campos en aguas profundas con el argumento del bajo récord que tiene en el rubro y las altas inversiones necesarias para estos campos. La petrolera decidió enfocarse en campos terrestres y de aguas someras. Pero Zama, debido a su complejidad, se asemeja más a un activo de aguas profundas, de ahí la duda de los analistas sobre la capacidad de la petrolera para operar el campo.
Incluso, el documento de la CNH reconoce que la profundidad máxima a la que Pemex ha obtenido producción de petróleo es en activos con tirantes de agua de 122 metros.
En los últimos años la petrolera estatal ha centrado su experiencia en campos con una profundidad de entre 41 y 88 metros, de acuerdo con datos de la consultora IPD Latin America. “En términos técnicos, las capacidades de Pemex causan duda. La verdad es que no está operando y no ha operado en aguas tan profundas. Dicen que (Zama) es aguas someras, pero la tecnología y el entendimiento es mucho más parecido en aguas profundas”, dice John Padilla, una analista con sede en Colombia y managing director de IPD.
El tamaño de Zama daba a Talos el impulso necesario para que la compañía desarrollara planes por varias décadas en el país, según Timothy Duncan, presidente y CEO de Talos, en una entrevista a Bloomberg en 2017. Pero la última jugada de Sener, que ha sido calificado por muchos analistas como uno de los golpes más fuertes al sector privado, amenaza con cambiar los planes de la estadounidense.
Pemex no se ha pronunciado sobre la decisión de la Sener. Mientras tanto, Talos, que era un explorador poco conocido cuando ganó los dos bloques en las rondas petroleras, ha advertido que recurrirá a acciones legales para frenar la decisión del gobierno federal.
Pero, por ahora, las compañías deberán trabajar en conjunto para entregar un plan de trabajo al regulador del sector, que definirá en el corto plazo el futuro del megayacimiento.