El directivo explica que la empresa aún debe diseñar los planes para cumplir con los objetivos, pero en 2025 realizará el primer corte de caja y, a la reducción de emisiones de carbono de 40% que se logró al cierre de 2020, se sumará otra de 40% hacia 2025.
Esta reducción contempla toda la cadena de producción de la empresa, desde los procesos de agricultura hasta los empaques. Aunque en esto la compañía tiene un largo camino recorrido y ya trabaja de la mano de agricultores para que realicen mejores prácticas en los cultivos de cebada.
Para lograr la neutralidad en el uso del agua, las plantas de la compañía regresarán al medio ambiente el total, o más, del agua que se emplea durante sus procesos de producción, como el lavado de envases retornables de cerveza. Algunas de las fábricas ya cuentan con pozos infiltradores de agua.
Las instalaciones que por ahora ya cumplen con estos objetivos son las que se encuentran ubicadas en zonas de estrés hídrico (Monterrey, Guadalajara, Tecate y Toluca), y se sumarán las de Navojoa y Orizaba. Meoqui, que es una de las plantas más sustentables de Heineken, también tendrá cambios para cumplir los objetivos. “Estamos a nueve años de que se cumpla la meta y en algunos casos todavía ni siquiera existe la tecnología para poder llegar a ese punto, pero la ambición está ahí”, afirma Mascarúa.
Como parte de estos compromisos, la empresa dota de agua potable en lata, que se producen en la fábrica de Orizaba, a zonas marginadas y otras en donde se haya presentado un desastre, acción que ahora se implementa a nivel mundial.
A esto se suma que, la cervecera planea emplear en promedio 2.55 litros de agua por litro de cerveza producida en sus siete cervecerías en 2025, cuando el estándar internacional es de 2.9 litros. “El problema del agua en el mundo y en México es un problema serio y es un tema que no solamente compete a la iniciativa privada. (...) Es un asunto multifactorial y todos tenemos que trabajar y sumar esfuerzos”, apunta.