Bolsonaro manifestó, sin detallar porcentajes ni plazos, que serán "pequeñas reducciones", "en principio cada semana", a partir de la próxima.
El precio de los hidrocarburos ha crecido de forma sostenida durante este 2021 en Brasil, impulsado por la revalorización del petróleo en el mercado internacional y la fuerte apreciación del dólar estadounidense frente al real brasileño.
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Ello ha provocado un alza del diésel del 65% y de la gasolina del 73% en lo que va de año, en las refinerías del país, un reajuste que se ha ido repasando progresivamente hasta el consumidor final.
La subida de los combustibles también ha sido uno de los factores determinantes que ha empujado la inflación por encima de los dos dígitos (10.7%) en el país.
Bolsonaro se ha quejado en sucesivas ocasiones del aumento del precio de los combustibles, presionado, entre otros actores, por el sector camionero, que forma parte de la base social de apoyo a su gobierno y ha amagado con ir a huelga diversas veces.
El gobernante, cuya política económica liberal está en tela de juicio por el mercado financiero, acostumbra a decir que no tiene "poder para interferir en Petrobras" y que no controlará los precios de "nada", aunque al mismo tiempo reconoce que busca fórmulas para cambiar el método de cálculo.
En febrero pasado, Bolsonaro designó por sorpresa al general de la reserva del Ejército Joaquim Silva e Luna como nuevo presidente de Petrobras, después de semanas criticando los repetidos reajustes de los combustibles.
Sin embargo, las subidas han continuado ocurriendo bajo la gestión de Silva e Luna, si bien ahora parece que Petrobras, de control del Estado, pero con acciones en Sao Paulo, Nueva York y Madrid, iniciará el camino contrario, según lo adelantado por Bolsonaro.