Un nuevo brote de COVID-19 en China ha ocasionado cierres de plantas y puertos en ese país, mientras que la invasión rusa en Ucrania ha prendido una alerta sobre una posible escasez de algunos insumos necesarios para hacer componentes.
El problema va "desde el aluminio que se usa para construir la carrocería, hasta el paladio que va en los convertidores catalíticos y el níquel de las baterías de los vehículos eléctricos", enumera Magda López, CEO de Renault en México.
Rusia controla alrededor del 10% de las reservas mundiales de cobre y es un importante productor de níquel y platino. Mientras el níquel es una materia prima clave utilizada en las baterías de los vehículos eléctricos, el cobre se usa en el motor, el cableado eléctrico, los sensores, así como en los sistemas de información y entretenimiento.
Pero no solo la volatilidad en los precios y la escasez de algunos insumos está encareciendo las refacciones, sino que también el costo logístico presiona los precios.
Ni el barco, ni en tren... las refacciones van en avión
El fabricante japonés Mitsubishi debe surtir cada mes unas 35,000 piezas a sus distribuidores para soportar un parque vehicular de 44,000 unidades que ruedan en el país con el logo de la marca. La mayoría de las refacciones llega a México vía marítima desde Tailandia, Indonesia y Japón; no obstante, el fabricante también ha tenido que echar mano de la carga aérea para agilizar el traslado de algunos componentes críticos.
“Cuando vimos la necesidad de aumentar el inventario para hacer frente a las disrupciones que estábamos viendo en la cadena decidimos empezar a volar las piezas”, detalla Jorge Yanes, director de Postventa de Mitsubishi Motors de México. “Estamos identificando cuáles serían las piezas más críticas, como una parte del sistema eléctrico o del sistema de enfriamiento, para que si en algún momento las tenemos que volar, lo hagamos”, añade.
Yanes advierte que aunque el transporte aéreo ha sido una alternativa para reducir los tiempos de espera, no todas las piezas son susceptibles de transportarse en avión. “Una bolsa de aire, por ejemplo, no la puedes volar por restricciones de seguridad. Tampoco un acumulador”, explica.
La estabilización en los precios y los suministros se ve aún lejano, pues los entrevistados prevén que las cadenas de suministro continuarán convulsas durante 2022. “No hay flotas navieras suficientes para acelerar la transportación de mercancías para hacer frente a la demanda. Creo que nos va a tomar meses poder estabilizar el suministro”, dice López.