“Si el juez le da la razón a Ticketmaster será por este caso en específico y las particularidades muy concretas. Habrá que ver cómo se defiende la influencer. Que esto influya para que no se siga haciendo [la reventa de boletos vía internet] lo dudo mucho, pero puede ser que sí influya para que se genere una norma al respecto”, considera.
Una organizadora de eventos y personal manager de diferentes agrupaciones relata que no es una práctica común entregar un alto número de boletos para eventos a una persona, ya que, en la mayoría de los casos, quienes obtienen entradas –ya sea para regalar o como parte de algún tipo de acreditación– deben entregar un control y testigos sobre las dinámicas de entrega y recepción de los mismos.
“No es tan sencillo que una persona tenga más de 100 boletos, no se suelen entregar tantos. Siempre hay que rendir cuentas de lo que se hace con cualquier tipo de acreditación, incluso cuando los músicos tienen invitados”, explica.
Reventa, una práctica de décadas
La reventa de boletos para conciertos, eventos culturales y deportivos no es un problema nuevo, y por el contrario: es una práctica que desde hace años se realiza. Hace cerca de 10 años se hizo viral la historia de “El Oso de la Guerrero”, un revendedor que trabaja en esto desde los 19 años, desde 1976, alegando que es solo “una falta administrativa”.
En diversas entrevistas, este personaje del barrio del Centro de la Ciudad de México relató que él, su esposa y vecinos o amigos se formaban para adquirir las entradas a diferentes eventos, para después venderlos a las afueras de los recintos, con el clásico “te sobran o te faltan”.
La fuente al interior de Ticketmaster comenta que han detectado a familias que adquieren boletos, pero es más difícil bloquear las compras cuando las realizan en taquilla o Centros Ticketmaster, como las tiendas Liverpool. Por otras vías, cuando se hallan anomalías, las compras se cancelan de forma inmediata. Esta actividad ilegal es castigada con arresto de entre 25 a 36 horas y una multa equivalente a 30 días de salario mínimo.
“Está demostrado que el aumento de la pena no disminuye un delito. Lo que ayuda a evitar la delincuencia es que no haya impunidad; mientras, este caso será entre particulares y no podemos asegurar que la empresa tenga asegurado el éxito, porque puede haber una apelación y hasta un amparo. Falta ver cómo se desarrolla”, concluye el profesor de La Salle.