Dos años antes de fundar Dulces de la Rosa, Michel González y su esposa Elvira Velasco Rolón buscaron la oportunidad de emprender un negocio de dulces en Guadalajara, luego de haber cerrado su comercio en San Marcos, Jalisco.
Don Jesús Michel González tenía experiencia en el área farmacéutica, pues aprendió a realizar fórmulas en una empresa de este ramo, conocimiento que utilizó para experimentar en la creación de golosinas.
En negocio empezó con pastillas perfumadas, que no tuvieron mucho éxito, y paletas de malvavisco. En aquel momento, la imagen de la empresa eran tres fresas, pero ésta tuvo que cambiar pues una empresa con una imagen similar, sólo que con cerezas, se quejó.
La idea de colocar una rosa se atribuye a que alrededor de 1960, Guadalajara fue reconocida como la Ciudad de las Rosas, debido a los rosales distribuidos en distintos jardines de la localidad.
Surge el mazapán de la Rosa
Su primer producto estrella –y que lo sigue siendo- fue el mazapán, pero éste no llevaba el nombre con el que ahora se conoce, sino “Conitas”. Sin embargo, la gente empezó a llamarlo mazapán de la Rosa, debido a la flor de logotipo.
Jesús Michel González decía que “el mazapán es un dulce para el pueblo y el pueblo fue el que le puso el nombre” y así fue, pues eventualmente la marca optó por cambiar el nombre al que ya todos sus consumidores usaban.
En 2018, Dulces de la Rosa rompió el récord mundial Guinness al fabricas el mazapán más grande del mundo. Se trató de una pieza de 8.296 kilogramos que medía 3 metros de diámetro y 1.2 de altura.