En 2018, el territorio concesionado para las actividades mineras en México era de 10.64%, cifra que para el cierre de este 2022 se ubica en 8.59%, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.
La explotación minera requiere un proceso previo de mínimo cinco años, que se divide en dos etapas. La primera es la prospección, durante la cual se localizan posibles yacimientos. Posteriormente se realiza la exploración, mediante la cual se analiza y estudia si realmente es factible llevar a cabo labores de explotación a partir de lo encontrado en el subsuelo.
Jaime Gutiérrez, presidente de la Cámara Minera de México (Camimex) subraya que “los yacimientos no son eternos”, al tener depósitos de minerales limitados, por lo que son fundamentales las labores de exploración para continuar con las industrias extractivas.
En un escenario en donde no se ha dado ninguna concesión minera desde hace cuatro años, las actividades de exploración son aún más elementales. El organismo estima que este año se invirtieron 502.1 millones de dólares, lo que implicó un incremento anual de 28.2%.
En medio del cambio de los vehículos a combustión interna por los eléctricos, uno de los retos que encara el sector minero es la búsqueda de nuevos yacimientos de diversos minerales críticos, como níquel cobre, manganeso y litio. Un estudio de la consultora S&P Global señala que un vehículo a gasolina requiere cerca de 24 kilogramos de cobre para su fabricación, cifra que para un eléctrico se incrementa a 139 kilogramos, es decir, 5.7 veces más.
Ante este escenario, Armando Alatorre, presidente del Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (CIMMGM), resalta que la exploración para el sector es equivalente a la siembra para los agricultores, ya que a partir de esta es de donde se obtiene la producción.
“Necesitamos gastar en exploración, para que, por ejemplo en 10 años, podamos tener una mina de donde cosechar eso que sembramos. Hemos venido a la baja en exploración por muchos años, entonces hemos venido sembrando poco, por decirlo de alguna manera. Necesitamos revertir esa tendencia para que en 10 o 20 años tengamos la producción minera que se requiere para todas estas nuevas tecnologías”, añade en entrevista con Expansión.