Tras un lustro de escasa actividad en el movimiento de vehículos, el puerto de Mazatlán vivía una fiesta en 2015 con la llegada del buque Andromeda Spirit, procedente de Japón, cargado con casi 1,000 unidades de importación de la marca Nissan. Para 2019, la celebración era aún mayor con el arribo de un barco cargado exclusivamente con casi 5,000 vehículos que marcaban el inicio de operaciones de importación de Mitsubishi.
Un año después, esta marca decidió mudar sus operaciones logísticas al puerto de Lázaro Cárdenas, lo que produjo una reducción considerable en el movimiento de vehículos en Mazatlán que, con algunas marcas tradicionales y la llegada de las chinas a México, ha logrado superar ese bache y registrar un movimiento récord el año pasado. La perspectiva es superar las 180,000 unidades este año.
Sergio Rojas, presidente de la Canacintra Mazatlán, asegura que este dinamismo automotriz ha detonado una industria satélite alrededor del puerto, ya que se han abierto bodegas y patios de almacenamiento para vehículos en aras de no saturar el recinto portuario.
“Se ha creado un nuevo modelo de negocios, porque los empresarios que tenían grandes extensiones de tierra están colocando estos carros que están llegando al puerto y las marcas necesitan que la importación sea rápida”, dice.
El empresario comenta que además hay otro tipo de mercancías que ha mantenido un buen ritmo de crecimiento en Mazatlán, como es el caso de los contenedores, que traen consigo autopartes y otros productos; rollos de acero, destinados a las armadoras automotrices asentadas en México y hasta madera y acero como carga general, derivado del auge inmobiliario que experimenta la ciudad sinaloense.