El ajetreo diario de la vida entre ir a laborar, la escuela de los hijos, la atención a los integrantes de la familia, hacen que surja la necesidad de destinar parte de los ingresos a la adquisición de un seguro de vida que puede ser usado en casos de que la persona que lo adquiera fallezca o sufra algún accidente que lo imposibilite a seguir con la manutención o cuidado familiar.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ofrece una serie de recomendaciones para elegir la mejor opción en las diferentes etapas de la vida, desde cuando eres soltero independiente hasta la edad adulta.